Andre De Grasse empieza a escribir su nombre en los libros de récords del atletismo en los Juegos Olímpicos. El canadiense acabó imponiéndose en la final de los 200 metros lisos para ganar su primer oro luego de tres platas y un bronce. La conquista de Tokio le convierte en el octavo mejor rankeado de todos los tiempos.

La corona de Usain Bolt estaba en juego, por lo que no era una prueba más en los Olímpicos. La ausencia del jamaiquino abría la puerta a que algún corredor tumbase su hegemonía en una disciplina donde el récord mundial ha opacado a todos sus contemporáneos. Llegaba el día de ver quien se haría con el oro en Tokio.

 

Jereem Richards, Rashid Dwyer, Aaron Brown, Joseph Fahnbulleh, Erriyon Knighton, Noha Lyles, Grasse y Kenneth Bednadek eran los elegidos para cerrar una apasionante jornada de atletismo en tierras niponas. Los corredores no defraudaron y el oro se decidió por una milimétrica diferencia en los metros finales.

Los 19 segundos y 62 centésimas del canadiense fueron seguidos por Kenneth Bednarek (19.68, plata),  campeón mundial Noah Lyles (19.74, bronce) y Erriyon Knighton (19.93). Tras varios intentos y podios donde vio a sus rivales quedarse con la medalla más preciada, Andre De Grasse tiene su recompensa a los 26 años.

El acelerón final del canadiense quedará en la historia durante una jornada donde Lyles, máximo candidato al oro, terminó llevándose un bronce que sabe a poco teniendo en cuenta las expectativas que había con el jamaicano. Andre De Grasse tiene su premio en un espectacular desempeño que por fin pudo consagrarse en lo más alto del podio. Seguro que hasta Usain Bolt se alegra de ver su cetro en sus manos.