Un equipo que en poco más de 10 años despegó desde el fondo del fútbol italiano hasta Europa. El sueño de una ciudad cuasi puebo que hoy se mide contra los gigantes.

La ciudad de Sassuolo, parte de la provincia de Modena, al norte de Italia, tiene una población de apenas 41 mil personas. Concentra buena parte de la industria de cerámica del país y es bañado por el Río Secchia. Pero tiene un orgullo que trasciende los 40 mil Km2 que abarcan los límites territoriales.

15 de Septiembre de 2016: Sassuolo 3-0 Athletic Bilbao en el Stadio Città del Tricolore.

Hace una década, esto no lo soñaba ni el loco más aventurero.

En el año 2006 Sassuolo jugaba la cuarta división del fútbol italiano (Serie C2), sin ninguna ambición más allá de sobrevivir, de alegrar por unas horas a la semana a los 7 mil tifosis que asistían al estadio cada 15 días, inercia de un fanatismo un poco impulsado por la cercanía.

Se fundó en 1922, pero jugó mucho tiempo en categorías regionales, recién en 1968 logró acceder a la Serie D, quinta categoría nacional. En 1984 ascendió a la C2, la más baja de las ligas profesionales, aunque hasta entrados los 90 estuvo subiendo y bajando. Recién en 1998 lograría despedirse, por el momento para siempre, de la D.

Volvemos al 2006, año en el cual se puede dar referencia del vuelo maratónico hacia Europa. Por primera vez lograba pisar la C1, donde se asentó y se presentó como contendiente. Estuvo cerca de subir en la primera temporada.

Allegri, hoy en Juventus, lo dirigió entre 2007 y 2008, logrando el ascenso a Serie B

El entrenador de tan buena campaña, Marco Remondina, sí ascendió. El Piacenza de la Serie B lo contrató y para reemplazarlo, Sassuolo confió en el joven DT Massimiliano Allegri, hoy multicampeón con Juventus.

En su primera temporada Allegri consiguió el título de Serie C1 y algunos se pellizcaban a ver si era real: el Neroverdi iba a jugar la Serie B. El técnico se marchó a Cagliari, de Serie A entonces, pero aún así el equipo se acomodó a la categoría tal cual lo había hecho en la C1, y peleó bien arriba por el ascenso por varios años. Aunque siempre les terminaba faltando el toque final, el temple adecuado para no sucumbir en las instancias decisivas.

En 2012 llegó el líder indicado para tal tarea, Eusebio Di Francesco. El ex jugador de Roma logró llevar al equipo de Modena al título de Serie B, el ansiado acceso a lo más alto del Calcio.

Pero el Klopp del fútbol italiano fue más lejos aún, y posicionó al humilde equipo de la Emilia-Romaña entre los top de la Liga. Si bien costó y en la primera temporada fue reemplazado por Alberto Malesani, luego de 5 partidos volvieron a buscar al despedido Di Francesco, quien todavía no había terminado de empacar.

17 puntos en los últimos 12 juegos garantizaron la permanencia en primera y la oportunidad de establecer una base sólida. Simone Zaza y Domenico Berardi se lucían en ataque, con aspiraciones incluso para vestir la Nazionale.

Di Francesco, un DT moderno.

Ya asentado, la 2014-2015 permitió mejoras. Además, con una base bien italiana. A la par de Zaza y Berardi, brillaban Magnanelli en el medio o Paolo Cannavaro y Francesco Acerbi en defensa. El equipo terminó 12º al final de la temporada y pudieron celebrar, entre otras cosas, dos victorias sobre Milan. Una utopía 10 años atrás.

El proyecto de Di Francesco continuó y el comienzo de la 2015-2016 fue bueno, incluso con un invicto de 6 partidos. Luego lograron victorias sobre Lazio y Juventus. La primera división era real. Sassuolo terminó 6º, por encima de Milan y Lazio, logrando un la clasificación a la Europa League.

Magnanelli, capitán del equipo, fue parte de todo el proceso desde la Serie C2.

La aventura europea es ya un extra para los amigos Neroverdis. En realidad, es un punto de partida para un proyecto que no parece tener techo.

En primera ronda eliminó al Luzern suizo, luego al Estrella Roja serbio (que supo ganar la Copa Europea de Campeones alguna vez), pero no pudo avanzar más allá de los grupos, donde Genk, Athletic y Rapid Viena lo relegaron al último lugar, con 5 pts. Nadie les quitará la experiencia ganada, tampoco la alegría de haber vencido 3-0 en casa al tradicional equipo vasco.

La Serie A lo tiene hoy debajo de la mitad de tabla, no fue fácil la doble competencia ni suplir algunas transferencias. Pero Sassuolo sabe de dónde viene y esa fuerza le da una solidez que le permite soñar en grande.