Juventus, Roma, Liverpool y Bayern Múnich. Las últimas cuatro eliminaciones del Barcelona por Champions League habían tenido un común denominador: el club azulgrana no había competido en el partido de vuelta (léase en el único partido para el 2-8 del año pasado).

Este miércoles, los de Ronald Koeman fueron por la épica ante Paris Saint-Germain, que en la ida había ganado 4-1 y había subrayado una diferencia abismal entre ambos equipos.

Sin embargo, en la primera, Barcelona puso en serios aprietos al dueño de casa del Parque de los Príncipes.

Pese a que Kylian Mbappé abrió el marcador después de un penal insólito de Clément Lenglet, quien es más peligroso que los delanteros rivales.

Lionel Messi había puesto en partido al Barcelona de un bombazo espectacular desde afuera del área. No obstante, antes del descanso, falló un penal ante Keylor Navas y terminó por sentenciar todo.

Ya en el segundo tiempo, las impresiciones en el ataque culé hicieron que la remontada quede aún más lejos. Pese a la diferencia que quedó de tres goles, Barcelona compitió y buscó una y otra vez un resultado que no se le dio. Mostró una cara que no mostraba hace cuatro años.