Seguramente la jugada más polémica de la final de la Champions League girará en torno a la lesión de Mohamed Salah, el delantero egipcio que luego de un forcejeo con Sergio Ramos tuvo que dejar la cancha entre lágrimas.

La intención del defensor español fue cuestionada por muchos, sobre todo por los medios de Egipto que temen con perder a su gran figura a pocos días del Mundial. En una de las portadas, afirman que  en "una noche en la que los egipcios lloraron, Ramos, el carnicero, dislocó el hombro de Abu Salah".

De manera aún más fuerte y afirmando el fanatismo religioso del país, el diario Al Watan dejó la suerte del reciente campeón de Europa en manos divinas: "Que dios se encargue".