Este domingo, así como el resto de ligas aprovecharon un fin de semana para continuar con su cronograma habitual, España se paralizó por unas cuantas horas para divisar la final de la Supercopa de España entre Barcelona y Athletic Bilbao.

Cuando todo indicaba que la primera etapa se encaminaba a cerrarse con un 0 a 0, el conjunto comandado por Ronald Koeman se encargó de estampar la primera alegría del partido a los 40 minutos.

Sacando a relucir toda su magia para revivir una jugada que parecía destinada a quedar en la nada misma, Lionel Messi, rodeado por unos cuantos rivales, sacó un pase espectacular para hacer ciruclar el esférico y cedérselo a Jordi Alba, quien recibió la asistencia en el área rival y buscó diagramar una pared con La Pulga.

El remate del argentino, que corrió con todas sus fuerzas para terminar de cerrar la jugada, terminó impactando en un adversario que se tiró a tapar el disparo. Instantes después, capturando el rebote al estar posicionado en el lugar y momento exacto, Antoine Griezmann disparó al arco y estampó el 1 a 0 parcial.