Barcelona tuvo el 85 por ciento de la posesión de la pelota en la gran final de la Copa del Rey contra Athletic Bilbao. Sin embargo, el equipo comandado estratégicamente por Ronald Koeman no pudo capitalizar esa supremacía desde la tenencia: no contó con efectividad en los metros finales y debió conformarse con un empate 0-0 al descanso.

En ese momento, prácticamente nadie imaginaba lo que terminaría sucediendo en la etapa complementaria, momento en el que los catalanes terminaron convirtiéndose en una auténtica aplanadora que pasó todo por arriba. Antoine Griezmann rompió con el cero y Frenkie de Jong estiró diferencias. Pero claro, faltaban los goles de él.

Y llegaron. Como consecuencia de una enorme jugada individual, Lionel Messi se metió en el área y terminó resolviendo de manera exquisita para decretar el 3-0 parcial de Barcelona cuando transcurrían jugados 23 minutos del segundo tiempo. Igualmente, ese era solamente el comienzo de lo que el argentino tenía preparado en el partido.

Sucede que, apenas cuatro minutos más tarde, más precisamente a los 27 de ese mismo período final, el crack de 33 años de edad recibió un muy buen centro desde la izquierda para impactar de primera y hacer completamente estéril el esfuerzo del portero vasco. Doblete de Messi y 4-0 para Barcelona, que se florea en Sevilla.