La Primera Iberdrola fue la última de las ligas europeas de élite en regresar a la actividad en tiempos de pandemia. Pero el regreso fue a lo grande, ya que quiso el sorteo del calendario que ya desde la primera jornada se enfrentaran Barcelona y Real Madrid, en el que quedará marcado como el primer Superclásico en la historia del fútbol femenino español.

Los primeros 25 minutos de juego mostraron una realidad imposible de negar: el culé es un equipo consolidado, candidato a ganar la competición y que se codea año a año con los más poderosos de Europa. El Merengue es un equipo nuevo, aunque tomó la base del CD Tacón, y era demasiado riesgo empezar el camino ante un rival de semejante poderío.

A los 19 minutos, fue Patri Guijarro la encargada de abrir el marcador en favor del Barcelona. Pese al dominio culé, Real Madrid tuvo oportunidad de irse al descanso con el empate. Una gran jugada iniciada por la mexicana Kenti Robles, a los 28 minutos, provocó un rebote de la arquera Sandra Paños tras el remate. La sueca Kosovare Asllani capitalizó para empujar a la red, pero la árbitra del partido anuló entendiendo que había cometido falta. La realidad es que si hubo una infracción parecería haber sido de la arquera sobre la delantera.

Pero de la oportunidad de igualar las acciones, el equipo blanco pasó a ser completamente superado en el complemento y Barcelona acabaría redondeando una goleada que sin dudas es un golpe al estado anímico de su rival. Un remate de Hansen ocasionó un desacomple defensivo y un gol que la arquera Rodríguez terminaría marcando en propia puerta cuando todavía no se jugaban diez minutos de ese segundo tiempo.

Y a partir de allí todo sería culé, incluyendo los últimos dos tantos del partido, que sentenciaron la goleada 4-0. Lieke Martens, que había ingresado en reemplazo de Aitana Bonmati, puso el 3-0; mientras que la encargada de liquidar las acciones fue Alexia Putellas a los 75.