Lionel Messi tenía un objetivo extra a conducir a Barcelona a una nueva victoria tras el traspié que sin él sufrieron ante Levante por Copa del Rey.

Lo cumplió en el Camp Nou, a los 53 minutos del duelo ante Eibar, cuando alcanzó sus 400 goles en La Liga de España.

 

Claro, su socio y amigo Luis Suárez le regaló buena parte del privilegio, asistiéndolo rápido para que este se inventara el mejor espacio para rematar a Riesgo.

Fue el segundo gol culé, que seguiría estirando la diferencia con otro tanto de Luis Suárez.