Ellas mandan, en Estados Unidos y en el mundo. Ellas que se atreven a dar la espalda al presidente Donald Trump, porque no solo defienden los derechos de las mujeres, sino también de los inmigrantes, de los niños, de la comunidad LGBT. Ellas son el mejor ejemplo y son campeonas, una vez más.
Al igual que en 2015, en Canadá, la Selección de Estados Unidos se coronó campeona del Mundial Femenino de Francia tras derrotar en la final 2-0 a Holanda.
Tras un primer tiempo sin grandes emociones, fue la capitana Megan Rapinoe, que disputó su tercera final mundialista, la encargada de poner en ventaja al US Team con una definición desde el punto de penal en la que dio pruebas de talento y personalidad.
Apenas ocho minutos más tarde, Rose Lavelle hizo una jugada de crack y definió con precisión para anotar el 2-0 y empezar a definir las acciones.
Otra vez Estados Unidos. Otra vez protagonistas ellas, aunque el fútbol intentó taparlas con final de Copa América y Gold Cup. Felicidades, campeonas.