Los Pumas de la UNAM están dando a todo el futbol mexicano un ejemplo de cómo administrar los recursos que no le sobran para ser altamente competitivo tanto en Liga de Campeones de Concacaf, donde ya ha sacado boleto para la gran final, como en la Liga MX, donde ocupa la séptima posición y se ilusiona con esquivar el repechaje para clasificar directo a cuartos de final.
Claro que la seguidilla de partidos se vuelve cada vez más dificil de sobrellevar para los dirigidos por Andrés Lillini, especialmente porque a estas alturas de la temporada la sobreexigencia física pasa cada vez mayor factura. De hecho, del 20 de abril al 4 de mayo los Universitarios deberán jugar un total de cinco partidos, incluyendo las dos finales de Concachampions ante Seattle Sounders.
El primero de esos compromisos será este miércoles, visitando a Atlético San Luis. Con nada más que tres días de descanso, recibirá el sábado a Chivas y ya el miércoles 27 de abril volverá a jugar como local ante Seattle, buscando un resultado favorable que le permita viajar con altas expectativas a disputar la final en los Estados Unidos.
Allí no terminará la seguidilla de Pumas, porque le seguirá el cierre de su participación en la fase regular de la Liga MX el primero de mayo ante Pachuca, para tres días más tarde tener que presentarse en la fría ciudad de Seattle buscando volver a coronarse campeón de Liga de Campeones tras 33 años de sequía.
Esquivar el repechaje, clave para tomar aire
Actualmente, Pumas se encuentra en el Clausura de la Liga MX a nada más que tres puntos de Monterrey, equipo al que venció 2-0 este domingo y que ocupa el cuarto lugar de la clasificación y último de los que asegura boleto directo a los cuartos de final del certamen. Conseguir ese pasaje sería clave para Los Universitarios, pues les permitiría ganar unos cuatro días extra de descanso, teniendo en cuenta que los repechajes se jugarán entre el 7 y el 8 de mayo; mientras que los partidos de ida de cuartos de final están previstos para el 11 y 12 de mayo.