Darío Benedetto superó una prueba de fuego. Por mérito propio, quedó mano a mano con Armani, con ese tiempo para definir que en partidos de tanta trascendencia puede ser contraproducente. Pero no falló, y puso al Xeneize arriba en el marcador.

Y sí, habían quedado cuentas pendientes entre los jugadores de Boca y los de River. De otra manera no se explica que, antes de celebrar el gol junto a sus compañeros, el Pipa haya provocado a Gonzalo Montiel.

Por suerte para el espectáculo, el defensor del Millonario no reaccionó y no hubo que lamentar otro papelón del fútbol sudamericano a los ojos del mundo.