Con los pies en la tierra. Esa es la sensación que emana en sus palabras Guido Rodríguez, un futbolista cuya formación, futbolística y personal, se forjó en los exigentes pasillos de River. Desde su experiencia, el mediocampista que hoy revoluciona México con su gran presente en el América, supo también atravesar malas rachas: "A veces hasta llegué a dudar yo mismo de mis condiciones, ahí fue que tomé la difícil decisión de irme", confiesa y nos explica sobre la presión que siente un chico de Inferiores al irse del club que fue su casa desde los siete años.

Tras su paso por Defensa y Justicia, donde consiguió rodaje gracias a la confianza de Ariel Holan, llegó a los ojos de Miguel "Piojo" Herrera, director técnico de Tijuanas en aquel entonces y a quien nos presenta como un ser humano excepcional. El futbolista, de apenas 24 años, expone una de sus reflexiones: "Jugando, en la cancha, evolucionas tu fútbol, pero también como persona". Su llegada al América lo tuvo protagonista de tres expulsiones seguidas, hasta hoy convertirse en una de las máximas figuras. ¿La Selección Argentina? Rodríguez se traza objetivos altos.  

-¿Cómo viviste tu llegada al América?

-En el América tenés de todo. Todo lo que te imagines, hay muchas personas detrás tuyo para brindarse en lo que necesites. Sin dudas es uno de los clubes más grandes del continente. El fútbol mexicano es muy competitivo, hay jugadores de selecciones en todos los equipos y muy buenos entrenadores, lo que hace que cualquiera le pueda ganar a cualquiera. Se dan partidos abiertos todos los fines de semana, con muchos goles, algo que noto distinto con respecto a Argentina. 

-¿En qué aspectos sentís que te hizo evolucionar el fútbol mexicano como futbolista?

-Creo que jugando siempre evolucionas, a nivel futbolístico y también como persona. En Defensa y Justicia ya había tenido continuidad, pero en Tijuanas logré destacarme en los partidos, llegaron goles y eso siempre es importante. En América sufrí un poco el tema de las expulsiones, tuve dos o tres seguidas en el club, eso fue un aprendizaje personal. No fue fácil sobreponerme y dar vuelta esa página, llegaba a un club tan exigente y vivía esa situación confusa en paralelo. 

-¿Analizaste con el tiempo a qué se debió ese comienzo?

-Sí, creo que fue energía mal canalizada, quería demostrar rápido y jugar bien. Un poco se trató también el hecho de que en México se juzga más que en Argentina, se sacan más tarjetas amarillas, además es un club al que se lo ve mucho, entonces cuando los árbitros cobran algo está siempre en el foco de la tormenta todo. Me fui acostumbrando.


-¿Cómo te encontras con los aficionados del América? Hay siempre una discusión sobre cuál es el club más importante...

-Obviamente que se arman debates sobre cuál es el equipo más grande, pero no hay dudas, incluso internacionalmente, América es el más conocido. Es el más grande y el que tiene más historia y títulos. Los hinchas están en todos lados, hasta cuando jugamos amistosos en Estados Unidos. Fue impresionante cómo llenaron la cancha cada vez que nos tocó ir. Lo diferente en México es que pueden ver un partido uno al lado del otro, aunque sean de distintos clubes, cosa que para los argentinos es algo tan complicado de imaginar.

-¿Cómo es Miguel "Piojo" Herrera más allá de las cámaras?

-A Miguel Herrera siempre se lo ve muy efusivo en los partidos, pero porque es el momento en el que está expuesto. Es una persona que se acerca mucho al jugador, siempre te va a preguntar cómo estás, se humaniza con el futbolista. Es una persona con mucha buena onda, muchísimo buen humor y vive haciendo chistes. A la hora de trabajar, trabaja. Estoy muy agradecido a él, me llevó a Tijuanas y apenas vino al América también me tuvo en cuenta acá.

 

-¿Qué significó River en tu formación personal y como futbolista?

-En River hice hasta la secundaria. Los entrenadores te inculcan desde chiquito el valor del respeto en sí mismo, a nivel personal. Eso después lo trasladas hacia tus compañeros o rivales. Cuando estás en Infantiles o Inferiores vas creciendo y tomás conciencia sobre cómo se nota la diferencia con los demás clubes, hay una formación diferente en las edades jóvenes. Lo que hoy refleja la Primera de River, con Marcelo Gallardo y los dirigentes, es producto de todo este trabajo a largo plazo. 

-¿Puede llegar a jugarles en contra a veces salir de las Inferiores?

-River es un club que te educa con una doble vara, porque mientras que te exige el 'jugar bien', te piden resultados, ganar. Te enseñan un estilo de juego y lo que es la competitividad, crecés sabiendo que cada vez que enfrentes a un rival todos te van a salir a ganar y no te podés relajar. Y vos sos muy chico. A la distancia me doy cuenta de ese plus que tuvo el hecho de haber tenido tanta competencia con tantos chicos, aunque en el momento no es fácil de llevar, lo naturalizas en el futuro.

-¿Sentiste demasiadas presiones por "demostrar"?

-En lo personal me pasó que llegué a Primera y estaban Matías Kranevitter y Leonardo Ponzio, me fue imposible conseguir continuidad. En un club tan grande lo que te pasa es que tenés que destacarte sí o sí en los partidos que juegues. A veces hasta llegás a dudar vos mismo de tus condiciones. Ese es el momento en el que decidís irte a otro equipo, que puede salirte mejor o peor, pero que es terrible. Es difícil irse de un lugar en donde estuviste desde los siete años: River es una zona de confort. 

Ariel Holan me había querido llevar seis meses antes a Defensa y Justicia, pero le dije que quería quedarme a luchar un lugar. No se terminó de dar y me fui a su equipo porque es un entrenador que tiene una idea de juego que comparto, prioricé eso.

-¿Te dejó alguna enseñanza compartir vestuario con Leonardo Ponzio, emblema en tu posición?

-Siempre fui mucho de observar lo que hacían los más grandes, tomarlos de ejemplo. En el caso particular de Leo me quedó grabado su seriedad a la hora de entrenar, entrenaba siempre al máximo. Es un tipo que salía a jugar todos los partidos como si fuesen una final, en ese momento trataba de absorber desde los referentes la forma de trabajar. Ponzio se mantiene en un máximo nivel, porque además de que ya es un ídolo de River, está en un gran nivel y eso va de la mano de mucho sacrificio que va más allá de lo que ves en 90 minutos. 

-¿Qué lugar ocupa en tu cabeza la Selección Argentina? 

-La Selección es un objetivo que tengo y que ojalá sea a corto plazo. Soy consciente de que en Argentina no se ve tanto el fútbol mexicano o no se lo tiene tan en cuenta como el europeo. También sé que hay muchos jugadores que están en un buen nivel, pero trabajo y sigo luchando para que vuelva la oportunidad.