Autor del mejor de lo que va de la Copa América, Jesús Corona esconde una curiosa historia relacionada a su apellido.

Es el hombre del momento. Jesús Manuel Corona marcó un gol digno de Messi o Maradona ante Venezuela y le permitió a la Selección mexicana conservar el primer puesto del Grupo C de la Copa América. Sin lugar a dudas, un tanto destinado a ser considerado el mejor del certamen y posiblemente uno de las más bonitos del año.

Pero más alla de su obra de arte, detrás del crack del Porto hay una historia que merece ser contada. En México, se sabe, el fútbol está dominado por las marcas y las corporaciones. Chivas de Guadalajara es el único equipo que no está gerenciado. Y Rayados de Monterrey, el club al cual llegó Corona a los 17 años, es manejado por un grupo empresario integrado, entre otros, por la cervecería Cuauhtémoc Moctezuma.

Si bien el jugador era apenas una promesa, en Monterrey le veían condiciones e imaginaban que podía llegar a convertirse en una estrella. No obstante, había un problema con su apellido: Corona era la marca cervecera de la competencia. Había que buscarle una solución…

En Monterrey decidieron llamarlo “Tecatito”

¿Qué decidieron los directivos? Fabricarle un apodo. Jesus Manuel dejó de ser Corona y pasó a llamarse “Tecatito”, el disminutivo de la empresa ‘Tecate’, también parte del grupo empresario de Monterrey. El tamaño del hábil jugador – mide 1,63 – colaboraba con la idea.

Después de destarcarse en su país, este veloz futbolista pasó al Twente holandés para luego brillar en el Porto. Hoy, con 23 años y ya asentado en el fútbol europeo, “Tecatito” recuperó su apellido y en la piel con la que juega la Copa, arriba del Nº10 figura ‘Corona’.