Boston Celtics es el equipo más ganador de la historia de la NBA, nadie puede negarlo. Por ese aspecto, siempre será especial enfrentarse ante ellos en los Playoffs, lo que los convierte en el rival que todos los equipos quieren vencer. Por historia, Boston se ha ganado un respeto que se asimila al de Los Angeles Lakers. Sin embargo, las esperanzas de obtener el anillo en Orlando no están tan claras.
Los fanáticos saben internamente que a los Celtics les falta un plus. Quizás, las edades de sus protagonistas indican que carecen de la suficiente experiencia para imponerse en los momentos clave, aunque también es cierto que otros, como el caso de Kemba Walker o Gordon Hayward, están en la edad ideal para cargar con el equipo cuando se necesite.
El problema de Brad Stevens es otro: Kemba está sufriendo de una reducción de minutos por los dolores en su rodilla, pero no hay nadie en el equipo que lo pueda reemplazar. Si bien el talento de Walker es un caso excepcional en su especie, su sustituto natural, Brad Wanamaker, demuestra semana a semana que sus números no se condicen a las aspiraciones de campeonato.
El base ha tenido toda la confianza de Stevens durante la temporada, aunque en ocasiones reducidas ha dado la talla. Su baja perfomance suele evidenciarse en los partidos duros como Milwaukee Bucks, Miami Heat, Lakers, etc. Lamentablemente, casi nunca pudo demostrar que puede ser confiable de tomar el balón cuando Kemba descansa.
No todo es culpa de Wanamaker. En el último Draft, Boston seleccionó a Tremont Waters e hizo un cambio para quedarse con Carsen Edwards. Es decir, los Celtics sumaron a dos bases en el 2019, pero no pensando para el ahora y Stevens lo demuestra juego a juego porque carecen de los suficientes minutos.
En la rotación, Semi Ojeleye padece de lo mismo: tiene acción en más de 14 minutos por juego, pero apenas promedia 3 unidades. Sin dudas, el banco de suplentes de los Celtics es su propio enemigo. En los momentos importantes, es dar mucha ventaja no tener una buena rotación.
