Después de anotar el último penal, Neymar explotó en llanto, lágrimas de felicidad. Cumplió otro de sus sueños. Enorme es poco.
Lo soñó. Le dijo que no a la Copa América de Estados Unidos para poder estar en Río de Janeiro. Él quería ganar el título que le faltaba al país.
Convirtió de tiro libre en los 90 minutos y el destino le permitió gritar el penal que gritó todo Brasil. Neymar explotó en llanto. Fueron lágrimas de felicidad, de amor y liderazgo.
¡Felicitaciones, campeón!