La llegada de LeBron James a Los Angeles Lakers fue, sin lugar a dudas, la noticia del verano pasado en el mundo del deporte, pues se suponía que cargaría el legado de Kobe Bryant para llevarlos de vuelta a la gloria.

En este sentido, los únicos esperanzados e impresionados no fueron los fanáticos, sino también sus nuevos compañeros, principalmente jugadores jóvenes que deseaban la oportunidad de jugar con alguien como él.

Sin embargo, la primera impresión que se llevaron Lonzo Ball y algunos otros prospectos de los Lakers fue mucho más fuerte de la que podrían imaginar, pues el Rey los dominó e intimidó por completo desde el día uno en las prácticas, según relató Ball:

"Jugamos 5 contra 5. Él tenía su equipo, yo tenía mi equipo, y les juro que perdimos 21-7 y él anotó todos los 21 puntos".

De esta forma, parecía que se vaticinaba una temporada de ensueño para los de púrpura y dorado. No obstante, las lesiones y la mala suerte golpearon  a un equipo que ni siquiera consiguió colarse en la postemporada.

Ahora, le quedará a Ball y al Rey sanar sus cuerpos para regresar más fuertes que nunca la próxima campaña y volver a llevar esta franquicia a la gloria que alguna vez tuvo.