Como si fuesen cosas del destino, Buenos Aires fue castigada por unas intensas lluvias y tormentas el pasado sábado, día en el que se tenía que jugar el encuentro de ida de la final de Copa Libertadores.
En consecuencia, el encuentro entre River y Boca, a pocas horas del momento en el que tenía que comenzar, fue postergado.
Si bien faltaba, muchos medios comenzaron a especular con que este domingo el cruce tampoco se podía.
La provincia de Argentina tuvo una noche más que calma, con lluvias aisladas y un panorama muy diferente a lo que había sido el día anterior.
En el estadio de Boca, aproximadamente, las lluvias volvieron a hacer su puesta en escena de forma calma recién a las 7.30 de la mañana.
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Como era de esperarse, la cancha de Boca repuntó bastante y durante la noche drenó bastante agua que había quedado de la noche anterior.
Si bien falta confirmación y el visto bueno de Conmebol, la imagen del estadio del Xeneize puede llegar a ser un indicio positivo.