Que sí, que no, que sí que no. El sábado comenzó con fuertes lluvias en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, posteriormente, las mismas mermaron e incluso el sol comenzó a asomar. Pero hubo otro vuelco total.

Es que, cuando todo parecía indicar que la primera final de la Copa Libertadores de América entre Boca y River se podría disputar sin problemas, las inclemencias del tiempo dieron el presente nuevamente.

 

En horas del mediodía, una nueva tormenta apareció sobre la Bombonera. Una de las tormentas más fuertes de la jornada. Y, allí, el campo de juego del estadio de Boca, ya no se presentó tan positivo como antes.

La cantidad de agua caída sobre el escenario del elenco anfitrión generó que se formen charcos de agua a lo largo de toda la extensión del mismo. Y el drenaje de la Bombonera no está siendo suficiente.