La imagen de FIFA y Conmebol, tantas veces puesta bajo un manto de oscuridad, ha quedado todavía más dañada con la pobre gestión que realizaron desde que el micro que trasladaba a los jugadores de Boca hacia El Monumental fue agredido por un grupo de hinchas de River.

Desde los comunicados oficiales que postulaban lo que nunca se cumplía, pasando por la pobre actuación de sus médicos oficiales, hasta los aprietes que, dicen, recibió Boca para jugar a toda costa la final de Copa Libertadores; se hizo todo mal.

Pero tanto a FIFA como a Conmebol, una vez que se anunciara que el partido entre River y Boca quedaba suspendido sin fecha cierta para su normal desarrollo, les quedaba todavía un papelón por hacer.

Sí, porque Gianni Infantino y Alejandro Domínguez no tuvieron mejor idea que reunirse con el presidente del Club Atlético Tigre para entregarle las medallas por el subcampeonato de la polémica Copa Sudamericana de 2012, que quedó en manos de Sao Paulo. La cara del mandamás del Matador lo dice todo.