El mediodía del martes trajo noticias lúgubres para los fanáticos del futbol americano al conocerse sobre la muerte de Willie Brown. El ex jugador de Denver Broncos y Oakland Raiders falleció a los 78 años, dejando un gran legado en la NFL y en la franquicia californiana.

Brown tuvo una prolífica carrera que comenzó, curiosamente, con una fallida experiencia en los Houston Oilers, que lo firmaron como agente libre y lo cortaron antes de que pudiera jugar. Sin embargo, tras cuatro temporadas con los Broncos, firmó con los de negro y plata, donde dejó su huella.

En Oakland ganó tres Super Bowls (XI, XV y XVIII) y tuvo sus mejores años, entrando dos veces al primer equipo All Pro (1971 y ‘73), otras dos al segundo (1970 y ‘72) y llegando a cuatro Pro Bowls (1970-73). Sus exitosos años bajo la tutela de John Madden y Tom Flores, entre otros, le valieron, también, su inducción al Salón de la Fama del Futbol Americano en 1984.

En su carrera registró 54 intercepciones, aunque la más memorable fue a Frank Tarkenton en el Super Bowl XI, que devolvió 75 yardas para la anotación.

Luego de su retiro, fue entrenador de defensive backs y luego se mantuvo como Director de Desarrollo de Personal en Oakland desde 1995 hasta su muerte.

El primero en manifestar su pesar por la partida de semejante leyenda fue Derek Carr, cuya selección para jugar en los Raiders fue anunciada por el propio Brown en 2014. “Nunca olvidaré cuando llamaste mi nombre para sumarme a la familia de los Raiders de por vida”, recordó.

También envió sus condolencias un ex Oakland, Darren McFadden: “No tengo palabras”, apuntó.

Sin embargo, la huella de Brown trascendió al equipo donde jugó y un viejo rival, Harold Carmichael, de los Philadelphia Eagles, también se lamentó: