La gran figura de la última jornada del torneo argentino confesó que en la semana dos hinchas le regalaron un trébol de cuatro hojas y que él lo guardó en su botín para cambiar su suerte. ¡Y vaya si funcionó!

Es más que sabido que en el fútbol no sobra la paciencia, menos en Boca, donde una generación de futbolistas, que ya comenzó a quedar lejos en el tiempo, dejó la vara demasiado alta para todo aquel que se ponga la camiseta azul y oro.

Algo de eso comenzaba a sufrir Darío Benedetto, delantero por el que los Xeneizes pagaron 5,5 millones de dólares y que hasta el partido ante Quilmes no había logrado festejar en el campeonato argentino. Todo cambió en la tarde de ayer y el Pipa se despachó con un triplete de alta factura, sumado a una asistencia de taco que le valió la ovación de La Bombonera cuando el árbitro dio por terminado el primer tiempo.

Crease o no, el rotundo cambio en la suerte del ahora sí goleador de Boca tuvo un condimento que va mucho más allá de los futbolístico. Dos mujeres abordaron al nueve a la salida de uno de los entrenamientos para regalarle un trébol de cuatro hojas y él, con muy buena predisposición, prometió guardarlo en su botín para enfrentar al Cervecero.

“Estaba necesitando que la pelota entrara”, dijo Benedetto, con un semblante completamente diferente, una vez consumada la goleada ante Quilmes. Quedó claro que el método alternativo que probó el goleador ante semejante urgencia le dio los resultados esperados.

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