Faltan 2 años, pero su vuelta es hoy. Se fue llorando, dominó la Premier League y regresará para ser ídolo. En 2018, Sergio Agüero jugará en Independiente. En 2018, el corazón le volverá a ganar a la razón.
Todos, de niños, soñamos jugar al fútbol. ¿En dónde? En nuestro equipo, hacer delirar a la hinchada empujando el balón para que bese la red. Millones de anhelos idénticos, pero con distintos colores. Sólo unos pocos lo pueden cumplir. Sergio Agüero es uno de ellos.
Debutó en 2003 con sólo 15 años en el amor de su vida, en su primer amor. Él no lo podía creer, su familia – enfermos por el Rojo – tampoco. El “Kun”, apodado así por un dibujo animado japonés llamado Kum-Kum, tocó la Doble Visera para nunca más soltarla.
En 2006 partió del elenco de Avellaneda llorando porque una amarilla ante Olimpo en Bahía Blanca le impedía despedirse de su gente, de esos miles de amigos que compartían su misma pasión, pero desde la popular.
101 goles en 234 partidos en el Atlético. 128 en 193 en el City.
De una promesa pasó a ser una realidad en Atlético Madrid, con números impresionantes, para después dominar Inglaterra como referente de Manchester City.
Los Ciudadanos pretendían renovar su contrato hasta 2020, pero no hubo caso. Barcelona y Real Madrid siempre intentaron por él, pero los millones no podrán comprar su corazón.
Es que hoy, Agüero confirmó que en 2018 volverá a Independiente con sólo 30 años. Él tiene una espina clavada en el pecho y es la que no le permite ser completamente feliz: necesita ser campeón en el Rojo.
Humilde, de barrio y con los deseos de un hincha real. Campeón en Inglaterra, revelación en España, pero nunca una vuelta olímpica en Argentina. Eso no lo deja dormir. Él sabe que es amado en el Rey de Copas, pero, para ser un verdadero Rey, necesita un título.
Su vuelta será gloriosa. Es verdad, por ahí no, pero gestos como el de Agüero no se ven todos los días y esto es lo que lo hace un distinto, lo que lo hace un verdadero fanático de Independiente.