La lista supera los cien nombres. Pero lo que más llama la atención es que la gran mayoría son apellidos ilustres para el fútbol argentino. Y muchos -muchos- son parte de la historia grande de Boca: Carlos Tevez, Fernando Gago, Leandro Paredes, Nico Gaitán, Mauro Boselli, Nico Colazo, Emiliano Insúa, Alexis Mac Allister, Matías Silvestre -entre tantos otros-. Todos ellos, y más, pisaron más de una vez las instalaciones del mítico Club Parque. Y pasaron por la mirada de Ramón Maddoni.
Pese a que el convenio entre el pequeño club de la calle Marcos Sastre en el coqueto barrio porteño de Villa del Parque finalizó hace tiempo, aún quedan en el plantel actual de Boca jugadores de Primera que fueron seleccionados por el captador de talentos histórico. El último caso es el de Valentín Barco, quien se convirtió en jugador del Brighton inglés tras jugar 35 encuentros (31 de titular y cuatro ingresando), con 12 triunfos, 14 empates y nueve derrotas.
No es el único que tiene Diego Martínez en el equipo actual: Javier García, Marcelo Weigandt y Luca Langoni también fueron parte de la captación que realizaba Maddoni desde las Infantiles, tarea que por el momento ya no realiza debido a los problemas de salud que lo aquejan hace tiempo, a sus 81 años.
La llegada de Barco
-“Ramón, te traigo uno bueno”
-“¿Anda bien?”
-“Sí, es de los zurdos que te gustan a vos”.
Quién contó el diálogo fue Edgardo Sánchez, uno de los primeros entrenadores que tuvo el Colo en sus equipos de Infantiles. Se lo llevó a Maddoni un 13 de diciembre de 2013, en las pruebas que se realizaban en La Candela, cuando tenía nueve años. Claro que sus inicios no fueron sencillos: estaba en Pre Novena, no tenía edad para vivir en la pensión y por eso había que recorrer los 200 kilómetros de distancia desde su casa al entrenamiento.
“Había veces que no teníamos nada de plata. ‘Tenemos para el gas y el peaje. Vamos y llevamos el mate’, le decía yo. ‘Sí, Má, vamos’. Ha ido hasta con fiebre a entrenar, vomitando…”, contó alguna vez su mamá Patricia sobre aquellos viajes para no cortarle la carrera el pibe que pintaba más que bien.
“Cuando él salía de La Candela le daban un sanguche y un juguito. Cuando subíamos al auto, mientras él preparaba el mate, me daba medio sanguche a mi y yo no se lo agarraba. Y me decía ‘Má yo sé que tenés hambre también'”. Se despertaba a las siete de la mañana y volví a su casa cerca de las 11 de la noche. Al otro día volvían a empezar.
Jugaba de carrilero, pero en Boca cambió de posición y comenzó a jugar de lateral por izquierda, el puesto que lo hizo saltar a la Primera con apenas 16 años. Ya en las Inferiores comenzó a destacarse rápidamente, integrando luego las selecciones juveniles, pasando por la Sub-13 y Sub-15.
“La verdad no es pedantería, pero cuando lo descubrí ya lo veía en Primera. Era un jugador diferente. Yo sabía que en algún momento iba a aparecer e iba a hacer algo distinto. De tal manera, fue increíble como un chico fue la tranquilidad necesaria para un equipo lleno de estrellas”, dijo Maddoni en el 2023 sobre el jugador.
Y también adelantó que se lo iban a llevar muy rápido: “Tenemos que cuidar para que Barco no se vaya, porque lo van a querer comprar de todos lados. Tiene todo: carácter, ritmo, agresividad y buen pie”. Y le auguró un futuro de Selección: “Barco no se va a quedar ahí, va a llegar a la Selección. Parecía un profesional que hacía 30 años que jugaba en primera. Si me lo encuentro mañana le diría ‘mirá que vas a estar en el próximo Mundial, porque es un puesto que hay pocos'”.
Por ahora los pronósticos se vienen cumpliendo.
Un formador de cracks
La historia de Maddoni comenzó en Club Parque casi de casualidad. Tras separarse, el padre de los hermanos Batista le insistió para comenzar a trabajar con los chicos del barrio. “‘Este laburo me salvó la vida, a los 37 años, cuando tenía una depresión muy grande por mi divorcio”. Así fue descubrió una gran pasión.
“Yo no sabía que sabía”, reconoció en varias entrevistas. “Pero vine al mundo para esto”. Tiene un ojo clínico. En Parque comenzó a trabajar con los pibes, les puso conos, vallas, los hizo enganchar, jugar con la pelota, elevarse, saltar, moverse. Y observaba cada movimiento para descubrir eso que los hacía distintos. “Lo veo patear, veo algo de fundamento y técnica y lo saco más rápido”, contó.
Primero, los cracks que iban apareciendo en la institución llegaban a Argentinos Juniors. Y nutría sus Divisiones Inferiores -por algo lo del Semillero del Mundo- y eso le fue generando cierta fama a Maddoni y Parque: los padres llevaban a sus hijos para que los viera y los fichara en sus formativas.
En 1996 apareció Mauricio Macri en su camino. Luego de comprar a varios juveniles del Bicho (entre los que estaban Riquelme y César La Paglia, entre otros), el entonces presidente del club le ofreció un convenio para seguir captando jugadores pero para que fueran a Boca. El acuerdo era de un pago mensual y además un porcentaje de una futura venta.
El convenio llegó a su fin con la presidencia de Daniel Angelici. El club atravesó complicaciones edilicias por los problemas económicos y debió mudarse varios años a clubes cercanos para no cortar su actividad en el baby. Sin embargo, en paralelo, Maddoni se sumó directamente al trabajo en Boca, formando parte del equipo de captación junto con Diego Mazzilli, quien sigue a cargo.
Se escapó un campeón
“A mí me llamó Maddoni y me invitó a un entrenamiento en el Club Parque. Anduve bien ese día y me dijo: ‘El jueves vení a probarte a Boca, cancha de 11. Yo ya estaba en Vélez en ese momento y mi viejo no quería saber nada. Mi vieja quería que vaya a Boca, mis hermanos también y mi viejo quería que siguiera en Vélez porque le gustaba el club. Mi viejo es hincha de Boca, pero me veía bien en Vélez”, contó Thiago Almada.
“Fui a Boca, quedé y cuando estaba por fichar fui al médico en La Bombonera. Me saltó un soplido, nos fuimos y no volví más”, relató el campeón del mundo en Qatar. Finalmente, debutó en el club de Liniers y en el 2021 fue vendido al Atlanta United por 16 millones de dólares.
Aunque Thiago Almada fue reclutado pero no pudo jugar en Boca por cuestiones del destino, hubo otros dos hombres de Maddoni que también estuvieron en Qatar: Alexis MacAllister y Leandro Paredes, quien lo fue a visitar luego de la obtención de la Copa del Mundo.
Alejado de la actividad, los jugadores que Maddoni eligió para el club siguen apareciendo y haciendo historia. Pero además, son incalculables los ingresos que se han generado en concepto de ventas o préstamos de los jugadores que fue captando a lo largo de estas casi tres décadas de trabajo. Una leyenda.
Tiene cosas de Sorín, por eso te lo nombro. Va bien al ataque, es zurdo y maneja bien las dos piernas”.