Valentín Barco logró meterse en la Primera División de Boca y hacerse un nombre entre los hinchas. Después de mucho tiempo, los pedidos de la fanaticada dejaron de aparecer, ya que Jorge Almirón le dio un lugar y sus actuaciones fueron fructíferas.
A pesar de que sus características y condiciones futbolísticas provocaban que se viera un reclamo desde las tribunas debido a su ausencia tanto con Miguel Ángel Russo, Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra, no solamente fue su corta edad lo que lo privó de tener mayor rodaje. Sino que también hubo una problemática con su contrato.
Hace varios meses, desde su representación estaban buscando que el Colo tuviese un trato preferencial por sus cualidades, ya que constantemente acercaban diversas propuestas por parte del fútbol europeo. Así fue como comenzó a conocerse que Juventus, City Group y Getafe habían posado sus ojos en el lateral izquierdo.
Cuando un jugador llega a debutar en la máxima categoría, y luego es “borrado”, como se dice en la jerga del fútbol argentino, la cabeza de los más chicos puede verse afectada. Y el Colo, con tan solo 16 años, tuvo que esperar dos años para poder ser parte del plantel profesional boquense.
A través de un diálogo con Clarín, Barco explicó que buscó la contención familiar y también con sus seres más cercanos, como su pareja. “Ellos son los que me escuchan y los que están ahí siempre en los momentos buenos y en los no tan buenos”, explicó el futbolista que disputará el Mundial Sub 20 con la Selección Argentina.
Así como se explayó sobre aquellos momentos en donde su nombre se escondía entre las sombras de La Bombonera, también manifestó que busca la tranquilidad y quitarse la presión que genera el mundo Boca con los anteriormente nombrados: “Siempre me apoyo y me descargo con ellos, me aguantan. Así puedo estar tranquilo y sin presión cuando me toca entrar a la cancha”, completó.