Julio de 2019. Lo catalogaron como una novela venezolana. Boca quería a Jan Hurtado, delantero de Gimnasia. Con apenas 19 años, se lo disputaban el Genoa de Italia y el Xeneize, en ese entonces dirigido por Gustavo Alfaro, quien lo consideraba clave para las aspiraciones de conseguir la séptima Libertadores.
Tras días de negociaciones, amenazas del venezolano de ejecutar la cláusula de rescisión si el Lobo no lo dejaba marcharse, el club de la Ribera finalmente se quedó con el jugador, a cambio de (al menos) cinco millones netos por el 100% de la ficha, más la recaudación de un amistoso entre ambas instituciones. Daniel Angelici y el representante del punta sellaron el acuerdo en Miami.
Boca pagó una cifra exhuberante por el juvenil que apenas había disputado 27 partidos con la camiseta del Lobo, con cinco goles (uno para eliminar a Boca de la Copa Argentina 2018) y una asistencia. Boca le abonó a Gimnasia 2.5 millones de dólares limpios por el 50% de la ficha, otro tanto al representante, dueño de la otra mitad, los gastos de transferencia (15% para el jugador, gastos de AFA y demás impuestos) y lo que le correspondió al Deportivo Táchira por derechos de formación. Una fortuna.
Además, el juvenil que había disputado el Sudamericano y el Mundial Sub 20 representando a la Vinotinto, firmó un contrato por cuatro años, con una cláusula de salida de 20.000.000 de dólares. La renovación de aquel vínculo se realizó en julio del 2022: pese a que finalizaba a fines del 2023, se decidió extenderlo hasta diciembre del 2026.
Una fortuna por un ratito
Semanas después de cerrar la operación y tras superar la revisión médica, Jan Carlos tuvo su debut en el equipo de Alfaro, en la victoria ante Paranaense por la Libertadores 2019. Se transformó en el primer venezolano en jugar en Boca en aquellos minutos reemplazando a Wanchope Abila. Ese día también debutaría Alexis MacAllister, llegado en el mismo mercado de pases.
Salió a la Bombonera por primera vez en agosto, por la primera fecha del torneo, en un empate sin goles ante Huracán, por la Superliga. El futuro era prometedor, con apenas 19 años tenía mucho por delante. Pero el destino se torció y fue blanco de críticas: un fichaje tan caro tiene que dar sus frutos de inmediato.
Ante Almagro (el día del debut del italiano Daniele De Rossi), por Copa Argentina y en la definición por penales, Hurtado erró el suyo (pateado pésimamente y con cierta displicencia) y la mirada del hincha de Boca dejó de ser de fe y comenzó a ser de escrutinio.
Su primer gol fue ante San Lorenzo por el torneo local y el segundo nada menos que ante River, por las semifinales de la Libertadores. Fue 1-0 en la Bombonera, a 10 minutos del final: el venezolano, que había ingresado por Almendra, la empujó y convirtió el único gol de la noche, pero el 0-2 de la ida dejó a Boca fuera de competencia.
Fueron sólo 18 partidos para el delantero. Tras la salida de Alfaro a fines de 2019 y la llegada de Miguel Angel Russo, su tiempo en Boca se acabó. En medio de la pandemia por covid, el nacido en Barinas fue cedido a préstamo al Bragantino de Brasil. Para llegar, debió realizar un vuelo hasta Puerto Iguazú, cerca de la frontera, y de ahí por tierra hasta llegar al aeropuerto de Foz y volver a volar, ahora hacia San Pablo, por las restricciones impuestas.
El club brasileño apenas desembolsó 150.000 dólares por ese primer año de contrato y aunque extendió el préstamo un año más, decidió no hacer uso de la opción de compra de 5.500.000 de dólares que impuso Boca. De hecho, nunca llegó a rendir: en su primera temporada jugó 74 partidos, con ocho tantos y dos asistencias.
Tras renovar hasta junio del 2023, comenzaron los problemas físicos. El 2 de noviembre del 2022 disputó su último partido y no volvió a ponerse la camiseta del Bragantino. De hecho, liberado por el club, se desconoció el paradero del jugador durante varios meses hasta su retorno a Boca.
Salida por el cupo
Uno de los grandes problemas con los que cuenta Boca al tener a Hurtado aún dentro del plantel es el cupo de extranjero. Es por eso que, al regresar a mediados del 2023, Jorge Almirón decidió otra vez liberarlo para contar con un lugar más para otro refuerzo. La inactividad del venezolano tampoco fue del agrado del DT que lo descartó apenas supo de su regreso.
La idea de Boca siempre fue desprenderse del jugador, pero ante la falta de interesados para comprar la ficha (y recuperar algo de la inversión) buenos son los préstamos. Y por eso en junio se marchó una vez más, esta vez hacia Ecuador. Para jugar en Liga de Quito.
Tras un inicio complicado y alguna lesión que lo dejó afuera, Hurtado logró acomodarse en el equipo de Luis Zubeldía que conquistó dos títulos a fines del 2023. Aunque en la Copa Sudamericana que le ganó a Fortaleza por penales no tuvo minutos (fue al banco en tres partidos) sí tuvo participación en la LigaPro que conquistó el club en diciembre.
De hecho, lejos de los fantasmas por aquel penal errado ante Almagro, convirtió el 3-1 en la definición ante Independiente del Valle, que tras el último penal pudo gritar campeón. El delantero había ingresado en la segunda parte en lugar de Paolo Guerrero. En total jugó 10 partidos (la mayoría ingresando desde el banco) y convirtió tres goles, su mejor promedio hasta ahora.
Su contrato con Liga finalizará el 30 de junio del 2024, le quedan seis meses por delante para seguir mejorando. Tras el cambio de mando en LDU (asumió Josep Alcácer en su reemplazo) el venezolano forma parte de la pretemporada y hasta podría arrancar el año siendo titular.
Después, claro, debería volver a Boca y dependerá del Consejo de fútbol y del entrenador a cargo para saber si tendrá una nueva chance con la azul y oro, con apenas 24 años (los cumplirá en marzo). Una revancha para Jan.