Fernando Rapallini es uno de los mejores árbitros de la actualidad. Es por eso que FIFA lo designó para ser uno de los referees en el Mundial de Qatar y que en AFA siempre está bien considerado para los partidos más importantes de cada jornada. En una charla íntima en Clank! con Juan Pablo Varsky, hizo un balance de su carrera y recordó los episodios que más lo marcaron.
Cómo un psiquiatra lo ayudó en su momento más duro
Rapallini tiene 45 años, es árbitro desde 2011 e internacional desde 2014, sin embargo su vasta experiencia no lo privó de atravesar problemas de depresión y ansiedad justo antes de ser designado para el Mundial de Qatar. “Un día me toca un partido muy lindo, recibo la dignación, llego a casa, Vero (su pareja) me dijo, ‘Qué lindo, dirigís A contra B’, y yo me puse a llorar. A seis meses de la designaciones para el Mundial y yo estaba muy bien perfilado para esa designación”.
El juez se dio cuenta entonces de que había dejad de disfrutar de su profesión, sin saber bien por qué: “Mi gran dilema era, tenes una carrera hermosa, una familia hermosa, cómo no lo vas a poder disfrutar. Es una crisis de éxito la que te agarra“.
Todos estos inconvenientes le repercutieron en el físico y fue así que los calambres, los espasmos y el agotamiento físico se volvieron cada vez más frecuentes: “Era todo de la cabeza”. En este sentido, agregó: “Tenía una depresión leve y un trastorno de ansiedad altísimo”.
Fue así que su psicólogo le recomendó un psiquiatra para tratar estos problemas y, afortunadamente, dieron en la tecla rápido por lo que todo quedó en el pasado: “Me medicó para bajar una locura”.
El partido más difícil de su carrera
Pese a que el fútbol argentino suele darle más dolores de cabeza a los árbitros que otros torneos, lo curioso para Rapallini es que uno de los partidos más complicados para llevar adelante que le tocó fue durante el Mundial de Qatar. Fue el cruce entre Serbia y Suiza en fase de grupos que venía de antecedentes polémicos en Rusia 2018, por un contexto político de tensión entre ambas naciones que se había trasladado al campo de juego.
“Yo no quería que se me prenda fuego el partido y me pusieron para que dirija como yo dirigía”, recordó. Fue así que terminó con un saldo de 11 amonestaciones: “No todos los partidos son de 11 amarillas, pero Suiza-Serbia fue para 11 amarillas, yo no perdoné a nadie”.
Rapallini comentó que al término del cotejo llegó al hotel, a la espera de cuál sería la reacción de los comisionados FIFA . “Estaban chochos”, reveló orgulloso. Eso le demostró que no se evalúa a un árbitro por la cantidad de amonestaciones, sino por si éstas fueron sacadas de manera correcta.
El inesperado comentario de Bono
En el Mundial de Qatar también vivió un momento insólito en los octavos de final, en el encuentro entre Marruecos y España que se definió por penales. Fue justo antes del comienzo de la tanta que el arquero del combinado africano, quien en varias ocasiones ha expresado su fanatismo por la Argentina, le dijo: “Vos sos argentino, dale, los Fabulosos Cadillac, Carnaval toda la vida, dale, danos una mano. Yo soy hincha de River y de Argentina”.
Obviamente, Rapallini no perdió la compostura y lo invitó a callarse ya dirigirse hacia el arco, pese a que por dentro estaba descolocado por la referencia de la banda con la que Bono había buscado sacar ventaja.
El VAR y el antecedente de Ceballos
Sin dudas, en el último tiempo el fútbol mundial cambió rotundamente desde el arribo del VAR. Y quienes más sufrieron esta metamorfosis han sido los árbitros, justamente máximos responsables de la utilización de esta herramienta que, para Rapallini, ha sido de gran ayuda.
“En 2017 empezamos a usarlo en Conmebol. Lo primero que pensaron los árbitros fue, ‘esto viene a descubrir mis errores’. Yo lo primero que pensé fue, esto nos viene a salvar“, comentó al tiempo que puso el ejemplo de Diego Ceballos.
El referee fue protagonista de un fallo crucial en la final de la Copa Argentina en la que Boca Juniors se impuso ante Rosario Central en 2015. “Si Ceballos tenía VAR en ese partido, no cobraba penal, le cagó la carrera. Le cagó un título a Central, estamos de acuerdo, pero el primer perjudicado es el árbitro. Le cagó la carrera, literalmente. Pero que eso, nada. Dirigía una semifinal de Libertadores a los 20 días, se la sacaron, dejó de ser internacional ese año y hoy va a dirigir a la cancha de Chacarita en el Nacional B y se acuerdan de ese partido“.
En este sentido, recordó cómo fue su primera experiencia con la videotecnología, en un duelo de Copa Sudamericana entre Salvador de Bahía y Athletico Paranaense. “La primera jugada, después de varias charlas con todos, a los 10 minutos un tipo tira una chilena y un defensor va a cabecear, el tipo le pega a la pelota y la clava en un ángulo, el defensor cae muerto al piso, la pelota en el ángulo y todos festejando el gol. Yo no sabía si era gol, falta, indirecto. No la cobré, dudé“.
Rapallini contó que en aquel momento tuvo muchas dudas y fue él quien pidió acercarse a la pantalla para revisar la acción, pese a que desde la cabina le habían dado el visto bueno para que cobrara el gol. Al final, cambió de decisión: “La fui a ver y la primera imagen, golazo. La de atrás del arco me parecía indirecto, de costado me parecía falta y roja. Cobré falta. ¿Sabés lo que me costó salir de esa cancha? Casi me matan. Hoy hubiese cobrado gol, golazo”.
Ese error le sirvió para aprender a usar mejor el VAR: “Ahí empezamos a darnos cuenta lo que es buscar y encontrar”.