Tan importante es la figura de Martín Palermo para el fútbol argentino que prácticamente todo el mundo sabe de su fanatismo por Soda Stereo, sus looks cambiantes en sus comienzos de Estudiantes, su gol con los ligamentos rotos, que volvió y amargó a River en una Libertadores, que se le cayó una tribuna en España y se lesionó feo, que volvió a Boca para ganarlo todo de nuevo, que hizo un gol contra Perú en medio de una tormenta clave para que Maradona siga siendo el DT de la Selección Argentina, que fue al Mundial 2010, que hizo 236 goles en el Xeneize y que hasta le dieron un arco en su partido despedida.
También se sabe que fue pareja de Jaqueline Dutrá y que fruto de ese amor nació Ryduan Palermo allá por julio de 1996. Aquel chico que se crió viendo a su ídolo en la diaria, hizo su camino en el fútbol. Le costó y mucho porque todo le llegó tarde, porque tuvo que convivir con ser el hijo del goleador, porque tuvo miedo a que lo compararan. En diálogo exclusivo con BOLAVIP, mientras juega en el Carrarese de la Serie B de Italia, Ryduan habló sobre la importancia de trabajar en la mente, los ejercicios de visualización, la necesidad de conseguir equipo sin que su padre tenga nada que ver y el sueño a futuro de jugar en Boca.
-¿Cómo aparece el fútbol en tu vida? ¿Cuándo te diste cuenta que querías ser futbolista?
-Por mi viejo, la verdad es que crecí en el mundo del fútbol y siempre andaba con la pelota, era fútbol todo el día, pero de chico no había tenido la iniciativa de ir a jugar en un club. En un momento me llevaron, pero mucho no me gustó, era muy tímido. Después de más grande quise arrancar y vino mi mamá con la idea de ir a probar a Estudiantes. El primer año me costó porque yo arranqué en Novena y ya había chicos que venían de Infantiles. En ese momento quise dejar, pero un compañero me convenció para que no lo haga y con él después fuimos capitanes en Octava. Ahí fuimos campeones, jugamos una final contra Boca y fue un año increíble.
-¿Quién era tu ídolo de la infancia?
-Siempre fue mi viejo, era el máximo ejemplo, el más cercano y lo miraba todo de él, me encantaba. El hecho de poder hacer goles me encantaba, pero también tuve mi etapa de arquero. Pasa muchas veces, sobre todo en los entrenamientos que los delanteros queremos ser arqueros, ja.
A edad de Novena División, Ryduan llegó a Estudiantes de La Plata, club en el que su padre se había formado, debutó en Primera y dejó un importante recuerdo.
-¿Cómo fue criarte en Estudiantes y sus valores?
-En Estudiantes se siente y se vive algo diferente, ya desde el country. Yo hice el colegio en Estudiantes, así que a la mañana estudiaba y a la tarde entrenaba. Pasaba todo el día ahí y teníamos un gran grupo que hacíamos todo junto, era muy unido. Ya desde chicos, los técnicos en Inferiores trasmiten los valores del club, que primero está la persona y después el jugador, que hay que comportarse como un profesional dentro y fuera de la cancha.
-¿Cómo recordás tu paso por Arsenal?
-Me sirvió mucho, pude compartir algunos entrenamientos con mi viejo, pero después se fue. Estuve muy cerca de debutar en Primera, me acuerdo que fui al banco contra Newell´s y me moría de ganas de entrar, pero al final no se dio. Para la temporada siguiente me fui para Chile y ahí sí pude debutar en Primera.
Luego de no ser considerado por el Huevo Rondina, Ryduan decidió emigrar a préstamo al fútbol chileno para jugar en Santiago Morning. En su estreno, el atacante marcó un gol y lo hizo ante los ojos de su padre, que justamente ese día cumplía años.
-¿Le hiciste un lindo regalo a tu papá, no?
-Sí, en ese momento yo me fui a Santiago Morning, en la Segunda de Chile y mi papá estaba trabajando allá. Me acuerdo que debuté y pude hacer un gol, encima era el cumple de mi viejo y se lo pude regalar. Fueron cuatro meses de crecimiento en Chile, habíamos clasificado a la Liguilla para ascender, pero no pudimos. Lo que me acuerdo de ese debut fue hermoso, porque mi viejo casi no llega a la cancha, pero pudo estar y verme hacer mi primer gol.
-¿En tus comienzos, sentiste la presión de ser el hijo de Martín Palermo?
-Sí, soy una persona tímida hasta que entro en confianza y soy bastante callado. Me costó ser el hijo de Martín Palermo porque siempre que entraba a una cancha tenía eso en la cabeza, pensaba que todos me iban a estar mirando. En Inferiores no me pasaba eso, pero cuando fui creciendo fue algo que empezó a pesar y peleaba con eso. Yo siempre tuve el sueño de jugar en Primera más allá de cualquier cosa externa, entonces me entrené y sacrifiqué por conseguir ese sueño. Con mis virtudes y errores, siempre tuve claro que iba a llegar si trabajaba. Es cierto que, a comparación de otros, se me dieron las cosas tarde, pero no todos los jugadores maduran a la misma edad. En la cabeza siempre tuve el laburar, laburar y laburar y el trabajo dio su fruto.
Ryduan sintió que necesitaba fortalecer la parte mental para que no le afecte la presión de ser el hijo de Martín Palermo. Primero trabajó con un psicólogo y luego con una coach ontológica. Tanto se interesó en el tema que estudio y se terminó recibiendo él mismo.
-¿Cuán importante es trabajar la parte mental para que la presión no te perjudique en tu carrera?
-Es muy importante, yo lo sentí así. El hecho de poder controlar la cabeza, la presiones, la exigencia es fundamental. Empecé a leer libros de autoayuda, también sentí un cambio importante cuando empecé con un psicólogo primero y con una coach ontológica después. Inclusive me recibí de coach ontológico, porque creo que es una herramienta importante.
-¿Cómo fue que decidiste estudiar eso?
-En el fútbol hay mucho tiempo libre y yo quería estudiar. Hubo un momento en que me di cuenta que tenía que hacerlo, porque durante gran parte de mi formación me dijeron que me faltaba ser hijo de puta, en el buen sentido. Ser más agresivo para jugar y yo jugaba con el miedo a equivocarme. Era difícil entrar a una cancha a divertirme, entonces me dije a mi mismo que tenía que empezar a laburar la cabeza. Sé que soy inteligente tácticamente, que entiendo todo lo que hay que hacer, pero necesitaba liberar la mente y ahí empecé con el psicólogo y la coach ontológica, que sigo trabajando hoy en día. La carrera de psicología me parecía un poco mucho, entonces arranqué a estudiar coaching y me recibí.
Luego de su paso por Chile, Ryduan regresó a Arsenal, pero a mediados de 2019 emigró a México para jugar en Tlaxcala, un equipo de la Tercera División. Allí creció futbolísticamente, pero también desde lo humano.
-¿Qué aprendiste en tu paso por México?
-México me gustó mucho, la gente me trató muy bien. Me acuerdo que llegué y estaba el chiste entre ellos que decían que llegué al Estado menos conocido de México, que es Tlaxcala, que era casi desaparecido del mapa. Tuve la experiencia de vivir en una pensión con otros compañeros extranjeros, éramos como 15 o 16 y fue algo nuevo que me gustó. Allá no me conocía nadie, no tenía esa presión de ser el hijo de Palermo, aunque mi viejo estaba trabajando en el país en ese momento. Me tocó conocer un mundo nuevo, había mucho compañerismo y fue una muy linda experiencia. Lástima que sobre el final de la temporada nos agarró la pandemia, el equipo estaba en Tercera División, terminó ascendiendo por decreto, porque algunos equipos desaparecieron con la creación de la Liga Expansión. Yo tuve que irme porque tenía más de 23 años, pero tengo muy buenos recuerdos.
De México pasó al fútbol de Honduras, más precisamente a Marathon, uno de los clubes más importantes del país. Para Ryduan fue pasar de una Tercera División a una Primera y además tuvo la oportunidad de jugar competencias Concacaf.
-De ahí pasaste a Honduras, ¿cómo fue esa experiencia?
-Lo sentí como un progreso en mi carrera, porque pasé de la Tercera de México a la Primera de Honduras. Tuve la suerte de compartir plantel con varios argentinos y me hice amigos, entre ellos Bruno Volpi , con quien me tocó competir por el puesto. Jugué un montón de partidos, jugamos torneos internacionales, casi salimos campeones y la verdad que fue una experiencia muy linda también. Hice amigos y el día de mañana me gustaría poder volver, no sé si a jugar, pero sí a visitarlos.
-¿Cómo llegan los ejercicios de visualización a tu vida?
-Lo tomo como parte del entrenamiento. Surge con mi coach, con la que trabajo hace cuatro años, pero también de mi viejo. Ellos me recomendaron empezar a hacerlo y la verdad es que funcionan.
-¿Cómo es la cosa?
-Es un trabajo de acostarse, cerrar los ojos y empezar a vivir el partido donde vos quieras, ya sea entrando al estadio, en el vestuario mientras te estás cambiando, haciendo la entrada en calor, siempre en primera persona. Mirar a los costados, las sensaciones que tiene el cuerpo en ese momento. Inclusive con jugadas puntuales. Me acuerdo que la coach me pidió que lo haga con tres situaciones y una de las que elegí fue conectar un centro y terminó pasando exactamente esa misma jugada en un partido e hice el gol de cabeza. La mente no distingue entre lo real y la imaginación. Si bien por visualizar no vas a pasar a ser Cristiano Ronaldo, no vas a mejorar la técnica, la verdad es que es un entrenamiento más. Agarrás esa sensación y vas con más convicción a una pelota que vos ya viviste en tu mente.
En 2022, el atacante pasó a Lenense de la Quinta División de España. Si bien no rindió como esperaba, considera que ese paso fue clave para poder despegarse al 100% de la figura de su padre.
-¿Cómo das el salto a Europa?
-Hacía tiempo que estaba tramitando la ciudadanía, que tenía la posibilidad de hacerla por mi viejo. Cuando vuelvo de Honduras, me salió y empecé a buscar la posibilidad de jugar en España. En ese momento estaba bloqueado mentalmente, necesitaba un cambio y me salió la posibilidad de a una Quinta División de España. Sentía que tenía que despegarme todo lo posible de lo que era mi viejo. El préstamo a Chile se había dado por un conocido de él, en México lo mismo, a Honduras fui porque el técnico era conocido de él. No quería que eso siga siendo así.
-¿Lo hablaste alguna vez con tu viejo?
-No, era algo mío. Yo sentía esa presión, pero él se daba cuenta y lo entendía. Sentía que siempre estaba el nombre de mi viejo de por medio y quería cambiarlo.
-¿Qué tal tu paso por España?
-Cuando termino en Honduras, me llegó algo de El Salvador que había conseguido y era seguir en Primera División. Pero tomé la decisión de volver a Argentina y hacer la ciudadanía, me salió rápido y me surgió la posibilidad de jugar en la Quinta División de España. Todo lo consiguió mi representante y sabía que iba a tener que hacer méritos y demostrar. No es que antes no los había hecho, pero ahora estaba totalmente despegado del nombre de mi viejo. Me dije a mí mismo que no podía estar más bajo que eso y en ese año no hice muchos goles, no quedé muy conforme. Jugaba bien, pero no hice los goles que quería, creo que llegué a siete.
Menos de un año después le llega la oportunidad de jugar en Italia, en el Villacidrese. Si bien era la Quinta División, para Ryduan fue clave el cambio de liga y los resultados se empezaron a ver.
-Después surge pasar a Italia, ¿cómo te cayó el cambio de liga?
-Salió la posibilidad de ir a Italia, al Villacidrese que jugaba en la Eccellenza, que vendría a ser la Quinta División de Italia. Si bien no pasé a una categoría mayor, yo siempre había querido jugar en Italia. Sentía que era la liga para poder destacarme y no me equivoqué. Yo soy muy creyente y creo que los tiempos de Dios son perfectos y llegar a Italia cambió mi carrera. Ya desde el arranque empecé a hacer goles, se dio naturalmente que empecé a disfrutar de jugar. Hacía goles casi todos los partidos, a veces de a dos, una vez hice tres y siento que me liberé mentalmente.
-Al poco tiempo pasaste al Martina de la Serie D
-Sí, yo quería escalar de categoría y pensaba en capaz ir a una Segunda de Grecia o Rumania, pero me llegó la posibilidad del Martina de la Serie D. Me habían dicho que no había mucha diferencia entre el Eccellenza y la Serie D, pero lo hablé con un conocido de mi viejo que había jugado en el Martina y me recomendó que vaya. La verdad que sí sentí la diferencia, tanto en el juego como también en las tribunas y la cantidad de hinchas.
-Tu presente en el Carrarese de la Serie B, ¿sentís que se están cumpliendo tus sueños?
-Fue un salto importante y la verdad es que no me lo esperaba. En diciembre del año pasado vinieron a buscarme cuando estaban en Serie C, pero el Martina no me quiso dejar ir, porque estaba haciendo muchos goles. Terminaron ascendiendo, lo cual sorprendió a todos y en este mercado me vinieron a buscar, me dijeron de hacer la pretemporada y ya jugué algunos partidos por Copa Italia, que le ganamos a Catania y perdimos con Cagliari, fue como un sueño poder jugar en un estadio de Serie A. Nuestro objetivo es mantener la categoría.
Ryduan se siente cómodo en Italia, tanto en lo que respecta a la vida fuera de las canchas, como también dentro. Sabe que tiene que seguir creciendo y que es algo muy lejano, pero el sueño de jugar en Boca está en el horizonte.
-¿Cuáles son tus objetivos de cara al futuro cercano?
-Me gustaría afianzarme y en un futuro pensar en la Serie A, uno siempre apunta a lo más alto, pero la vida dirá hasta donde llegaré.
-¿Y el fútbol argentino?
-Obviamente que el sueño máximo sería jugar en Boca, pero sé que me tiene que ir muy bien acá para que me miren. Ahora estoy muy cómodo en Italia, me siento muy a gusto con la vida de acá, la gente. Pienso en este año hacer las cosas bien y a seguir mejorando. Pero jugar en Boca sería un sueño.
-¿Te gustaría que tu viejo te dirija?
-En Arsenal compartimos algunos entrenamientos, también cuando él estaba en Aldosivi, aunque no hice trabajos con pelota. Pero hace poco, cuando estaba en Platense sí me entrené y quedé muy conforme y él me dijo que también. Hace unos años te hubiese dicho que no, pero ahora que estoy más grande la verdad que me encantaría que me dirija, ojalá se pueda dar esa posibilidad.