Gallardo habló anoche de mantener las emociones controladas. En base a eso, quiero proponer un juego: imaginemos a un Marcelo Gallardo sin emociones controladas en el discurso post eliminación de la Copa Argentina ante Independiente Rivadavia.

Yo creo que se hubiese sacado las ganas de mandar al frente a algún jugador por la actuación en el partido de anoche. O, tal vez, hubiese dicho “¿Saben qué? Me voy”, por no aguantar perder todos los partidos importantes de su segundo ciclo.

Creo que Gallardo, en su mejor modo Napoleón, creó esa frase de “creer, porque hay con qué creer”, y hoy le pega una trompada en cara: la gente dejó de creer. El hincha ya no cree en el River de Gallardo, y tengo mis dudas sobre los jugadores y los dirigentes. ¿Puertas adentro siguen creyendo en Gallardo?

Está perfecto que para afuera refloten el discurso de que le quieren renovar 4 años más, pero de verdad es para replantearse si este ciclo da para una continuidad más allá de esta temporada. Ya hasta el propio Gallardo lo dejó sobre la mesa anoche.

En algo de lo que dijo ayer estoy con el Muñeco: River fue un equipo híbrido. En lo técnico y en lo físico, River era más que Independiente Rivadavia, y no lo pudo demostrar en la cancha. Me da la sensación de que a los jugadores del Millonario les daba lo mismo este partido.

Tenías a Pity y Juanfer riéndose con Armani en la previa de los penales, y la verdad es que no había nada para reírse. El cumple de Madrid terminó hace años, y hay muchos en River que siguen festejándolo.

Llegaron los penales, perdió River con Villa dejándolos afuera; y el año de River pasó de malo a malísimo. Le queda una sola bala, que es el Torneo Clausura, pero jugando así no sale campeón ni loco. El objetivo será clasificar a la Libertadores y no mucho más. Una vez que el año termine, tendrán que hacer un sinceramiento interno: ¿Es mejor que Gallardo siga en el 2026 o no? Claro está que será una decisión sencilla.