No solamente el tenis es víctima del negocio desmedido. Prácticamente en todos los deportes se va hacia unos calendarios que poco les hacen bien a los verdaderos protagonistas: los deportistas. Más partidos es sinónimo de más negocio, pero a la vez menos descanso para los físicos de los atletas, que son los encargados de brindar show. No es casualidad que cada vez haya más lesiones, eso se debe a la cantidad de horas de rodaje.
Pareciera que no puede haber días libres en el tenis, el circuito de la ATP es una verdadera picadora de carne para los jugadores. No hay que dejar pasar un detalle y es que aquellos -tanto en el circuito masculino como femenino- que están en el top 50 pueden darse ciertos lujos de trasladarse de manera más cómoda, pero los y las tenistas con rankings más bajos deben atravesar periplos impropios de jugadores de elite, con viajes largos y escalas cansadoras.
La clara muestra del descalabro que es el calendario de la ATP se puede ver en la gira previa al US Open. Luego de varias semanas entre el polvo de ladrillo y el césped europeo, la acción se traslada a Norteamérica, donde las distancias son bastante más importantes que en el Viejo Continente. El haber cambiado hace uno años los Masters 1000 de una semana a dos de competición prácticamente arruinó esta etapa del año, que sirve como preparación para llegar de la mejor manera al último Grand Slam del año en Nueva York.
Césped en la Catedral, polvo en Europa y cemento en Norteamérica
Si bien los flashes del descalabro se centran en los Masters 1000 de Toronto y Cincinnati, lo que sucede en el calendario de la ATP luego de Wimbledon es difícil de explicar. Los jugadores llegan extenuados al cierre del tercer Grand Slam del año, no solo físicamente, sino también en lo que respecta a la adaptación: luego de jugar en marzo y abril en canchas duras en Estados Unidos -Indian Wells y Miami- la acción se trasladas al polvo de ladrillo europeo para disputar un tramo fundamental del año con torneos como Montecarlo, Madrid, Roma y Roland Garros.
Sin escala, el circuito se muda al césped, con algunos torneos de preparación en Gran Bretaña, Alemania y España, para llegar a Wimbledon. En este 2025, la acción en la Catedral del tenis finalizó el 13 de julio y un día más tarde el calendario de la ATP tuvo acción en: canchas duras en Los Cabos -México- y también en polvo de ladrillo en Suecia y Suiza, para luego continuar una semana más en esa superficie en Croacia y Austria, mientras que aquellos que optaron por partir rumbo a Norteamérica y jugar en Los Cabos tuvieron la chance de jugar el ATP 500 de Washington.
Grandes estrellas ausentes en gran parte de la gira
Una de las grandes razones por las cuales la gira previa al US Open es la menos atractiva del circuito tiene que ver con la cantidad de jugadores de renombre que se ausentan de la misma. Es lógico que eso suceda ya que el desgaste realizado a mediados de año en Europa lleva a que necesiten un descanso y luego programar bien su calendario para jugar uno o dos certámenes previos al US Open.
Los europeos que están en buenos puestos del ranking -que son la mayoría- suelen dejar pasar la semana posterior a Wimbledon y no juegan en Los Cabos, muchos tampoco lo hacen en Washington y, desde que los Masters 1000 son de dos semanas, algunos inclusive ni siquiera juegan en Toronto, recién lo hacen en Cincinnati, en la antesala del cuarto Grand Slam del año. Sin ir más lejos, en este 2025 ni Sinner, ni Alcaraz ni Djokovic jugaron ninguno de esos torneos y se estima que desembarcarán en Estados Unidos para jugar en Cincinnati.
Un calendario incomprensible con una final de Masters 1000 un jueves
Otro de los descalabros que van en contramano con un calendario bien organizado es que las finales de los Masters 1000 de Toronto y Cincinnati no se jugarán los domingos -en caballeros- como es habitual. En Canadá será el jueves 7 de agosto mientras que en Cincinnati será un lunes, para luego dar comienzo a la semana en la que tendrá inicio el US Open. El haberle dado dos semanas a cada Masters 1000 -salvo Montecarlo- hizo que los calendarios sean cada vez más ajustados y perjudique la planificación de los jugadores.
Para algunos, una oportunidad
Si bien el calendario no es ameno y muchos de los mejores jugadores dejan pasar estos torneos, para quienes rondan el top 20 y no suelen tener chances reales en los otros Masters 1000, el de Toronto -donde suelen ausentarse las estrellas- es una oportunidad y la clara muestra está en que la edición de 2022 la ganó Pablo Carreño, un tenista español promedio, mientras que en 2024 hizo lo propio Alexei Popyrin, quien en Canadá ganó el torneo más importante de su carrera hasta el momento.
¿Cómo se podría solucionar este descalabro?
No será tarea sencilla para la ATP, pero debe encontrar la manera de hacer que el Masters 1000 de Toronto sea atractivo para los jugadores, lo mismo con el ATP 500 de Washington. Una de las posibilidades es que tanto Toronto como Cincinnati vuelvan a ser Masters 1000 de una semana de duración y poner un certamen 250 en la semana previa al US Open.
