“Te digo la verdad, no me quiero subir al poni, pero sí, cualquiera que me conoce te va a decir que soy un muy buen tipo”.

Así se presenta Ariel, de 30 años, oriundo de Parque de los Patricios y fanático de Huracán que desde hace dos días es conocido como “Tipazo”. De esto se enteró mientras disfrutaba de unas vacaciones en Sierra de la Ventana junto a su novia, Camila. Al volver de una excursión, a ambos les explotó el celular de mensajes y descubrieron que mientras ellos disfrutaban de las cierras, en X (ex Twitter) miles de usuarios viralizaban un video suyo.

El clip viral fue filmado el 5 de enero, durante un fútbol con amigos que Ariel celebró en Barracas: “Un muchacho que estaba con otro chico para filmar vinieron con un micrófono y me entrevistaron, me hicieron algunas preguntas y yo la verdad que estaba cansadísimo. Les respondí todo lo que me preguntó. Fue un partido con amigos y ella me había venido ver, hacía una semana que me había puesto de novio“, relató en diálogo con Bolavip. Este fin de semana, el video estalló en las redes.

La entrevista de Ariel que se hizo viral

Su manera de declarar, su look, su simpatía y la dedicación a su novia fueron un cóctel perfecto para los “pibardos” de Internet, que de inmediato viralizaron la entrevista en la que este muchacho hablaba como si realmente fuese un jugador profesional.

La duda sobre por qué fue elegido para dar la entrevista después de ese partido con sus amigos se despejó cuando recordó su actuación: “Estábamos perdiendo, hice el gol y terminó empatado. En el gol, el único que hice en el partido, se lo dediqué a ella. Hice el gol, me acerqué, le hice un corazón y medio que le di un beso“. A lo lejos, se escucha otra voz: “A lo Di María”.

Camila, la novia del Tipazo, se sorprendió tanto como él cuando abrió su teléfono y vio la cantidad de mensajes que tenía en relación a su novio: “Nos avisó su primo que era tendencia y veo en mi Instagram, ‘el tipazo, el tipazo’ y yo no entendía nada”.

La historia de amor del Tipazo

Ariel y Camila se conocieron en julio del año pasado y fue él quien dio el primer paso después de verla en Instagram: “El mensaje lo mandé yo, tenía que encarar yo, obvio“, cuenta contento al recordar que la invitó a salir. Pero la realidad tiene más de una cara, porque ella no estaba realmente muy entusiasmada con la idea: “Yo no quería saber nada con nadie cuando me escribió él. Me había invitado a tomar un café un viernes y no se por qué le dije que sí todavía. Yo no quería conocer a nadie, no tenía intenciones de nada”.

Aquella cita fue el capítulo inicial de una historia de amor que ha crecido desde entonces, con un nexo fuerte en común: Huracán. “Los dos somos Quemeros, tenemos un vínculo muy grande con el fútbol. Para mí, es la chica perfecta, me cambió la vida para bien, conocí mi media naranja. Compartimos, vivimos el fútbol, ella ama el fútbol como yo”.

Completamente enamorado, el Tipazo no duda: “Con ella, fue el año más feliz de mi vida, a veces el amor tarda en llegar, pero cuando llega se disfruta como se debe”.

Cómo juega al fútbol el Tipazo

Puedo jugar de delantero en fútbol 5 y también me he puesto en el arco. Pero en general juego arriba”, comentó sobre su desempeño en la cancha. A la hora de señalar una virtud, no lo duda: “La asistencia es lo mío, te la meto en la cabeza, el otro día metí dos asistencias en dos goles de cabeza. No soy tan goleador, pero me voy conforme metiendo alguna asistencia“.

Pero, el Tipazo olvidó que ahora hay una testigo clave que puede opinar sobre su juego: “Juega bien, pero lo noto más confiado de arquero”, señaló entre risas antes de aclarar: “Es buen asistidor también, sí”.

Ahora, esperan volver a Capital para volver a jugar al fútbol. El problema es que Ariel tiene muchos pretendientes, ya que en redes sociales cientos de usuarios han pedido compartir una cancha con él.

Por su parte, Camila, de 29 años, también juega con amigas, pero Ariel aún no ha ido a verla, pese a que piensa hacerlo pronto. Además, él trabaja como entrenador de fútbol femenino, por lo que no es una locura pensar que la pareja termine siendo una sociedad fructífera en el campo de juego.