15 de abril de 1989. Esa fue la fecha en que todo cambió en el fútbol inglés, luego de vivir una de las páginas más negras y tristes de toda su historia. Aquel día, en Hillsborough, nada volvió a ser igual.

Liverpool y Sheffield eran los protagonistas, las semifinales de la FA Cup, el escenario y un lugar en la final de Wembley, el objetivo de todos. Tanto de los locales, como de los más de 24 mil fanáticos que viajaron para alentar a los Reds. Sin embargo, todo pasó a segundo plano apenas iniciado el partido.

La tragedia de Hillsborough y los medios encubriendo lo sucedido

Corrían tan sólo seis minutos de juego, cuando toda la atención se trasladó del campo a las gradas. Allí, en Leppings Lane, una avalancha humana provocó una tragedia. El amontonamiento de gente resultó en una imparable avalancha que dejó un saldo difícil hasta de escribir tanto tiempo después: noventa y siete hinchas murieron y cientos fueron heridos.

Las duras imágenes son el fiel reflejo de lo sucedido hace ya 36 años en Hillsborough.

Personas aplastadas contra las contenciones, rostros desfigurados, pulmones colapsados y hasta hubo quienes se sacrificaron para intentar mantener a salvo a los más chicos. Hoy, años después, no hay dudas de que el fallo estuvo en el operativo de seguridad.

Hoy se sabe que la Policía de South Yorkshire no hizo bien su trabajo. Hoy se sabe que se desbordó la cantidad de gente en las tribunas. Hoy se sabe que no estaban las condiciones dadas en el estadio para albergar tanto público. Hoy se sabe que la tragedia no fue un episodio desafortunado e inesperado. Hoy se sabe que todo ello se pudo haber evitado.

Pero en aquel entonces no. Y es porque los medios escritos, que eran la única fuente de información, compartían reportes falsos que la Policía enviaba, buscando encubrir su culpabilidad en la tragedia. Los artículos de la época hablan de Hoolings, borrachos, saqueos y hasta de ataques hacia las fuerzas de seguridad cuando intentaban socorrer a las víctimas.

En aquel entonces se ocultó la negligencia de la Policía y pasó mucho tiempo hasta que se supo lo sucedido.

La realidad era otra: Hillsborough era un caos, no hubo ambulancias, las víctimas no fueron atendidas, las vidas se perdieron y la Policía de South Yorkshire no hizo demasiado por evitar que todo esto sucediese.

Anfield se convirtió en un templo. En una catedral.

Un día después de la tragedia, el 16 de abril, el Liverpool abrió las puertas de su casa, de Anfield, para que miles y miles de personas le rindieran tributo a las víctimas. Flores, bufandas, camisetas, cartas, velas, fotos. Anfield se convirtió en un templo.

Anfield se transformó en un santuario el día después.

O por qué mejor no decir que se convirtió en una catedral, tal y como lo tituló Catholic Pictorial. En un nombre que terminó transformándose en un apodo reconocido para la casa de los Reds. Más de un millón de fanáticos y personas que querían rendir tributo pasaron por Anfield en aquella semana en que se mantuvo abierto para homenajear y recordar a las víctimas de la tragedia.

La tragedia de Hillsborough, una masacre “sin culpables”

Algunos párrafos atrás hablábamos de como hoy se saben muchas cosas sobre lo que pasó aquella fatídica jornada de sábado en Hillsborough. Pero esto no fue siempre así. En 1991, un jurado determinó que no hubo culpabilidad penal y nadie pagó por lo sucedido. Los familiares de las víctimas siguieron luchando, buscando justicia.

El recuerdo de las víctimas de la tragedia de Hillsborough.

Por más de 20 años, nada cambió. Pero en 2012, con la información revelada por el Hillsborough Independent Panel, se supo de la existencia de más de 400.000 archivos que demostraban la culpabilidad de la Policía de South Yorkshire. Manipulación de evidencias, pruebas falsas. Archivos oscuros de todo tipo.

En 2016 se confirmó que las 96 víctimas de aquel 15 de abril fueron víctimas de negligencia, pero siguió sin culpar a nadie. Y si, en aquel momento las víctimas todavía eran 96, pero en 2021 falleció la víctima 97. Andrew Devine, quien vivió pero con lesiones cerebrales irreversibles, sufridas en la fatídica jornada. Se intentó encontrar justicia en la causa contra David Duckenfield, comandante policial aquel día, fue juzgado y absuelto.

La llama eterna sigue viva en Anfield, en recuerdo y tributo a las víctimas.

Hoy, 36 años después, Liverpool tiene la costumbre de no jugar ningún 15 de abril y la llama eterna sigue viva en Anfield como recordatorio de lo sucedido, y para no olvidar a ninguna de las 97 inocentes personas que perdieron su vida aquel día.