24 de julio de 2024. Godoy Cruz 2 – River 1. El equipo mendocino, de los peores a esa altura de la Liga, da vuelta un partido con dos goles idénticos en el primer tiempo: pelota cruzada del lateral Arce y definición de Vicente Poggi. En la segunda mitad, River tiene la pelota un 77% del tiempo pero no crea situaciones claras. Martín Demichelis termina el partido con triple nueve: el colombiano Borja, el paraguayo Bareiro y el juvenil Ruberto. Es lo más parecido a una dimisión futbolística. El ciclo, que había tenido un excelente primer semestre de 2023, está cumplido.

El presidente Jorge Brito lo sabe. Pero una cosa es tener la certeza del final y otra, diferente y más difícil, es encontrar al reemplazante. Mientras tanto, Marcelo Gallardo regresa al país tras una tan rentable como frustrante experiencia en Arabia Saudita donde Karim Benzema, ese jugador que todo entrenador desearía dirigir, le ha complicado la gestión del vestuario. El Al Hilal de Jorge Jesus se llevó todos los títulos y el despido le llegó a Muñeco mucho más rápido de lo esperado.

El clima en Twitter es mucho más pesado y agresivo que el de la cancha pero las sensaciones se parecen: el equipo no responde y hace falta un cambio de timón para arrancar los octavos de final de la Copa Libertadores. River fue el mejor equipo de la fase de grupos (gestión Demichelis) y definirá todas las instancias de local con un detalle adicional clave: la final será en Buenos Aires y el Monumental tiene todas las fichas para ser designado como sede. En octavos toca Talleres de Córdoba, con el alivio de no viajar a otro país y la seguridad de que las series entre equipos de la misma liga suelen ofrecer mayor paridad.

¿Rival brasileño? Recién en semis porque la llave siguiente saldrá de Colo Colo y Junior. Ningún torneo se gana antes de competir, pero hay olor a chance irrepetible para ganar la quinta y en casa. Jorge Brito sabe quién es el único hombre que puede atenuar el dolor por la interrupción de su proyecto post Gallardo.

El propio Gallardo sabe que, probablemente, no haya contexto mejor para volver aunque los plazos se hayan acortado. Franco Mastantuono, esa joya de crecimiento ilimitado, clava en el ángulo un tiro libre ante Sarmiento y le regala un triunfo a Demichelis en su despedida. El manejo de la crisis y la narrativa ante el hincha constituyen un éxito comunicacional. Se anuncia la salida de “común acuerdo” el día anterior del partido para descomprimir la situación. Se le permite dirigir su ultimo partido en un Monumental más apacible por la noticia ya difundida.

Demichelis no pudo sostener su gran primer semestre en River (IMAGO)

Se anticipa el interinato de Marcelo Escudero para el juego ante Unión para ganar tiempo y avanzar en la gestión más importante. Y, al mismo tiempo, se sugiere con la suficiente y necesaria potencia que los contactos con Gallardo ya están en marcha. Un caso de ejemplar manejo de crisis para mostrar y explicar en los cursos.

El 0-0 en Santa Fe se archiva enseguida. La noticia trascendente es otra: Marcelo Daniel Gallardo vuelve a ser entrenador de River. Es su quinto ciclo en el club, el segundo como técnico. River no puede vivir sin Gallardo y Gallardo no puede vivir sin River.

Antes de su estreno liguero contra Huracán, ejerce de manager para corregir un mercado de pases muy malo lleno de apuestas. El equipo necesita garantias. Y el entrenador se pone el traje de CEO para convencer a Germán Pezzella de que éste es el momento para volver a saldar su deuda interna. No le cuesta nada. Y se genera el efecto cascada con el mismo factor Gallardo: Bustos, Meza y, más adelante, Acuña.

Brito le dio la bienvenida a Gallardo en su segundo ciclo.

De golpe, River tiene una defensa con tres campeones del mundo en Qatar. Ahora sí hay plantel de calibre con los descartes necesarios. El empate ante Huracán muestra un impacto de corto plazo con un lindo gol de Echeverri y algunos momentos de buena presión. Pero el saldo final es una continuación de la mediocridad reciente.

En la conferencia post partido, el DT marca diferencias de estilo con el ciclo anterior y destaca la necesidad de hacerse fuertes en defensa. En un juego cerrado, Paulo Díaz pone el hombro en el minuto 86 y gana el primer duelo ante Talleres por la Copa. Otra igualdad ante Gimnasia no muestra mejoras en el juego asociado. La serie ante los cordobeses se cierra con otra victoria en el Monumental.

Luego de cuatro partidos, algunos nombres comienzan a repetirse: Simon de ocho y Kranevitter de cinco. Falta un mes para los cuartos ante Colo Colo y la Liga debería servir para acomodar más piezas. El 0-0 contra Newells termina una tanda de cinco matches en dieciséis días sin tiempo para entrenamientos formativos.

La secuencia de partido, descanso, recuperación y partido se corta con una semana completa antes de Independiente. Pasa otro 0-0 en Avellaneda y la fecha FIFA ofrece casi dos semanas para entrenarse y machacar conceptos.

Gallardo ordena un microciclo de cuatro días en Pilar. Hay un contexto futbolístico que demanda esa terapia de grupo. No es solo táctico, ni físico. También es mental. Gallardo necesita conocer a este plantel y este River necesita conocer a su entrenador tótem.

El equipo demuestra ante Atlético Tucumán que aprovechó ese necesario tiempo de trabajo. Hay más fluidez en el manejo de la pelota. Más pases y menos rigidez posicional. La goleada por 4-1 ofrece momentos de modo rodillo ante un rival que llegaba bien plantado en la Liga. Termina el partido con 27 remates, de los cuales 10 fueron al arco.

Nacho Fernandez se perfila como el tercer elemento del mediocampo junto a Simón y a Kranevitter. Borja es el nueve. Meza se consolida como el extremo derecho para retroceder delante de Bustos. Echeverri hace lo mismo por la izquierda delante de Acuña pero marca la diferencia tirándose al medio para conectar con sus compañeros. Gonzalez Pirez manda un mensaje con su rendimiento: le voy a pelear el puesto a Paulo Diaz para ser compañero de Pezzella en la zaga como en aquel Mundial Sub 20 de Colombia 2011.

River llega al primer duelo ante Colo Colo con la flechita para arriba, pero el equipo de Almirón muestra su identidad y su funcionamiento. Lo obliga a correr detrás de la pelota y a partir de la cobertura de espacios. La pelota parada le da el gol de Pezzella con una gran repentización a un centro de Acuña. Arturo Vidal se come la cancha pero el local debe conformarse con el empate. River se defiende bien aun sin control del juego.

Asoma Boca con sus problemas. Gallardo debe decidir con qué equipo jugar en la Bombonera. Siempre lo supo: alternativo. Actualiza su leyenda con un esquema funcional e indiscutible: tres centrales para no marcar mano a mano a Cavani y Merentiel. Los laterales Bustos y Enzo Diaz en uno contra uno ante Blanco y Advincula. Simon sobre Zenon. Fonseca sobre Medina. Lanzini ante Miramon. Bareiro o Colidio para tapar a Pol Fernandez.

El primer tiempo es una paliza táctica sobre un Martinez tan abrumado como lo está todo el ecosistema Boca desde noviembre de 2023 tras la final de la Libertadores y un proceso electoral que instaló una grieta dañina para la institución. Se nota la diferencia entre un equipo tranquilo y otro desbordado. Mastantuono brilla y Borja perdona todo en el segundo tiempo. El gol anulado a Giménez por mano le agrega una cuota de drama a un triunfo claro.

Se festeja pero la cuenta no cierra el sábado. El partido más importante es el del martes. Colidio tiene premio por su muy buen partido en la Boca: titular por un Echeverri sin minutos en los últimos dos partidos. Y Facundo lo aprovecha con otro gran rendimiento y un gol tan importante como exquisito. Kranevitter en modo 2014. Simon con cosas de De la Cruz. Nacho como valioso futbolista complementario. Todos raspan y se tiran al piso. El equipo presiona como en las mejores versiones del primer Gallardo.

Los jugadores de River celebran el gol de Lanzini en La Boca (IMAGO)

El trazo grueso se parece al de 2014-2015 con una defensa que quizás también se convierta en remera como aquel Mercado Maidana-Funes Mori-Vangioni. Hoy es Bustos-Pezzella-Pirez (o Diaz)-Acuña. Armani como aquel Barovero o el propio Franco de 2018.

River controla y domina el primer tiempo. Controla gran parte del segundo y con el 1-0 sin agrandar sufre lógicamente el ultimo asalto de un muy buen equipo chileno. Llega el final y festeja por partida doble: la clasificación a semis y de nuevo la victoria ante Boca del sábado.

Atlético Mineiro con el sello de Gaby Milito será el próximo rival. “El futbol no es magia pero esta es una semana mágica, dice el hombre en la conferencia de
prensa.

Martes 24 de septiembre de 2024. River 1 – Colo Colo 0. En dos meses, lo cambió todo.

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