Este domingo, Independiente Rivadavia de Mendoza tocó el cielo con las manos. Es que, con el Estadio Mario Alberto Kempes de la provincia de Córdoba como escenario, superó a Almirante Brown por 2-0 en tiempo suplementario y consiguió el anhelado ascenso hacia la máxima categoría del fútbol argentino, desatando la locura de todos y cada uno de sus hinchas.
Gracias a las anotaciones de Braian Sánchez y Victorio Ramis cuando se moría el espectáculo, el equipo comandado estratégicamente por Alfredo Berti consiguió ese postergado objetivo de jugar en la Liga Profesional de Fútbol, algo realmente histórico más allá de las participaciones de la Lepra en los viejos Torneos Nacionales. Sin lugar a dudas, un momento muy especial.
Pero, paralelamente, quien agigantó su ilusión con este ascenso de Independiente Rivadavia de Mendoza es Boca Juniors. Y lo cierto es que muchos se estarán preguntando por qué, pero hay una explicación realmente contundente que tiene que ver, una vez más, con el año 2007. En aquel momento, la Lepra había conseguido su último ascenso, más precisamente hacia la segunda división.
El 5 de julio de 2007, Independiente Rivadavia se recuperó tras perder la primera final por 1-0 como visitante de Guillermo Brown de Puerto Madryn. ¿De qué manera? Superando al propio equipo de la provincia de Chubut por 2-1 y mostrándose más efectivo en la definición por penales. Un ascenso muy festejado hacia la segunda categoría.
El ascenso de Independiente Rivadavia en 2007.
Casualmente, pocos días antes, más precisamente el 20 de junio de 2007, Boca superó a Gremio de Porto Alegre por 2-0 en territorio brasileño y conquistó su sexta y última edición de la CONMEBOL Libertadores. Por ello, esa coincidencia hace que el equipo conducido tácticamente por Jorge Almirón sueñe cada vez más apoyado en los números y las estadísticas.
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Desde ese momento, mucho tiempo pasó. Fueron más de 16 años sin que el equipo Xeneize pueda volver a levantar el trofeo más anhelado de todos. Pero, al mismo tiempo, también debieron pasar 16 años para que Independiente Rivadavia vuelva a diagramar un ascenso. Una fuerte coincidencia que potencia las esperanzas de todos los hinchas de Boca.
Ahora restará esperar hasta el próximo sábado 4 de noviembre para que los de Almirón se encuentren frente a frente con el peligroso Fluminense de Brasil por la gran final del mencionado certamen continental. En esa jornada, con el suelo brasileño como testigo, se sabrá si, finalmente, el Xeneize puede ponerle punto final a su extensa sequía.
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