Cuenta la historia que su primera visita a Giugliano in Campania, un municipio ubicado en el noroeste de Nápoles fue en 1984. ¿La razón? Diego Maradona iba al dentista allí. Y cada vez que visitaba el lugar, todo se revolucionaba. Había arribado al Napoli en junio y cada sitio que visitaba generaba locura. Este municipio de 120.000 habitantes no era la excepción.
Ciro del Duca, superintendente de Estado, hizo las gestiones para que Diego pudiera conocer al equipo masculino local, que en esos tiempos jugaba el interregional. Maradona llegó al estadio De Cristófaro y la gente no resistió y se metió en el campo de juego para saludarlo. Unas 3.000 personas lo rodearon para saludarlo. El amor nació de inmediato: el quipo usaba una camiseta con los colores azul y oro.
Diego celebrando con las jugadoras del Giugliano.
Cinco años más tarde después de aquellas primeras visitas, el club decidió invitar nuevamente a Maradona a su estadio: el equipo femenino, el Associazione Calcio Femminile Giugliano creado en 1977,estaba por ganar el Scudetto y querían que estuviera presente, para luego nombrarlo Presidente Honorario. Cuentan que hasta fueron invitadas al casamiento de Maradona con Claudia Villafañe, aquella fiesta celebrada el 7 de noviembre del 89 en el Luna Park, pero rechazaron la invitación porque “todavía estaban en plena competición”.
La camiseta azul y amarilla del Associazione Calcio Femminile Giugliano.
El equipo también ganaría esa temporada la Coppa Italia, venciendo a los equipos centro-norte de Italia, con jugadoras famosas como Conchi Amancio (Concepción Sánchez Freire, cuya foto con Maradona se viralizó años después) y Antonella Carta, la número 10 de la selección italiana, una histórica.
Carta, Maradona y la presidenta del club.
Carta contó que había conocido a Diego un tiempo antes, en un entrenamiento del Napoli al que fue invitada por Gennarino, el jefe de los Ultras. “Allí conocí a Maradona por primera vez. Seguir unode sus entrenamiento fue algo indescriptible, maravilloso. También vino a nuestro último partido de liga. Tuvimos que jugar en casa contra Siderno y celebrar el Scudetto junto a nuestra afición. Desafortunadamente, las rivales no se presentaron y fue una pequeña decepción para nosotros porque queríamos mostrarle a Maradona que las mujeres también sabíamos jugar bien“, contó Antonella en una entrevista.
Maradona con Carta en otro encuentro.
Sin rival, se organizóun amistoso contra Salernitana. Diego estuvo feliz. “El no tenía prejuicios hacia el fútbol femenino, fue muy amable y salió al campo a jugar con nosotras. Después de que ganamos el título fue que también se convirtió en nuestro presidente honorario”. Esa noche del primer campeonato fueron todos juntos a celebrar a un restaurante de la zona costera. La mujer de la amplia cabellera rubia que los acompañaba era la presidenta del club, Anna Rosaria Tagliaferro quien asumió para la época dorada del club, que contaba con un gran sponsor para solventar el gesto de las figuras que llegaron en esa temporada.
Foto de redes sociales de Antonella Carta.
Carta cuenta también que alguna vez tuvo una camiseta de Diego: “Luego tuve la oportunidad de encontrarlo en otras ocasiones también. Iba a los entrenamientos para imitarlo. Era muy servicial y nunca se echó atrás. Una vez nos cruzamos en Bisceglie. El Napoli estaba allí para enfrentarse a Bari, me dejó entrar en el hotel donde se alojaban y me presentó a Gianfranco Zola. Y luego lo vi en el Hotel Brun de Milan, donde le pedí que me diera su camiseta. Después del partido contra el Inter, me la firmó y me la dio. Cuando hablo de estome siento un poco triste porque lamentablemente se ha perdido”.
Maradona y Carta.
Hubo una tercera visita célebre a Giugliano. Fue el 6 de junio de 2006, 17 años después. Fue invitado a un partido benéfico de la Cruz Roja al que llamaron Giugliano Cuore Grande, promovido por el municipio y el exfutbolista José Alberti para recaudar fondos que sirvieron para la compra de una ambulancia, que fue entregada simbólicamente por Diego Maradona previo al partido.
Maradona disputó el partido de 50 minutos con la camiseta número 10 acompañado por algunos artistas napolitanos y empresarios locales y metió los cuatro goles con los que ganó su equipo, según relata la prensa de entonces. Con 1000 personas aplaudiendo en la cancha, no fue una experiencia del todo positiva para el Diez: tras el partido fue detenido por la Guardia de Finanzas, quele incautólos dos rolex que llevaba, valuados en 10.000 euros cada uno, debido a la deuda que mantenía con el fisco que para finales de los 80s ascendía a casi 31 millones.
Fotos: Il Nobile Calcio