Los nostálgicos se lo preguntan todo el tiempo: ¿Qué se hizo mal o qué cambió en el fútbol argentino para que los clásicos amistoso de verano a los que estábamos acostumbrados a ver a esta altura del año dejaron de disputarse? Una atracción que nos fue arrebatada de un día para el otro y que pide ser restituida.
En el caso particular del Superclásico del fútbol argentino, este 21 de enero de 2024 se cumplieron seis años desde el último Boca – River (0-1) que se llevó a cabo en Mar del Plata. Desde ese entonces, no se volvió a jugar nunca más.
Aquel 2018 les tenía preparado a los clubes más grandes del ámbito local una temporada histórica que llevaría la pasión al límite. Primero llegó la Supercopa Argentina, enfrentándolos en una final inédita. Sin embargo, por sorprendente que parezca, aquel partido en Mendoza quedó chico en comparación a la final de la CONMEBOL Libertadores que se definió en Madrid.
Llegó el verano de 2019 y no hubo novedades en cuanto al Superclásico de Verano que ya era habitual, al menos desde mediados de los 70′. Los motivos son varios y los pasamos a enumerar a continuación.
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Un desgaste dirigencial sin vuelta atrás
Claudio Tapia, Daniel Angelici, Rodolfo D’Onofrio y Alejandro Domínguez anuncian la final de la Libertadores 2018. (Getty)
Noviembre, 2018. La relación entre las directivas de Boca y River llegó a un punto de tironeo en el que la soga nunca se pudo recomponer ni atándose a mano. La lucha de intereses, el famoso “pacto de caballeros” y la definición histórica en el Estadio Santiago Bernabéu cortó lazos como pocas veces había pasado en la época moderna de los Superclásicos.
Lógicamente, no hubo charlas para negociar un amistoso de verano y tampoco se retomaron con los cambios dirigenciales que hubo tanto en el Xeneize como en el Millonario. Como consecuencias, el Superclásico en Mar del Plata no volvió a ser una realidad.
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La rentabilidad no “cierra”
Maidana y Pablo Pérez durante uno de los Superclásicos de Verano de 2017. (Prensa River)
Si bien el Superclásico de Verano es un atractivo único entre los espectadores del fútbol argentino, sobre todo para aquellos que visitan La Feliz en el comienzo del año y se dan el gusto de ir a la cancha, lo cierto es que el evento no genera el rédito económico que los clubes esperan.
La recaudación por las entradas, en un estadio que ronda los 35 mil espectadores de capacidad (José María Minella), no alcanza para afrontar los costos que conlleva organizar un Superclásico. Traslado, alojamiento y seguridad, siendo este el punto más importante -y costoso- del esquema-, variantes que no generan un atractivo para realizar un Boca-River en Mar del Plata.
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El boom de las pretemporadas en el exterior
Para este 2024, River se trasladó a Estados Unidos para realizar la pretemporada. (Prensa River)
El tercer punto está unido con el segundo. Si el Superclásico de Verano en Mar del Plata no es rentable, cualquier oferta desde el exterior para realizar trabajos de pretemporada es digna de análisis por parte de los clubes.
River, por ejemplo, ya ha tomado como costumbre emigrar a Estados Unidos para preparar el año. Boca, en tanto, también viajó a Norteamérica en 2019 para jugar algunos amistosos. Entre televisación y organización de partidos, la oferta para irse del país para hacer la pretemporada suena tentadora.
Este conjunto de motivos hoy hacen que el Superclásico de Verano parezca inviable. Quizás, en algún futuro podamos ver un Boca – River cuando coincidan en alguna pretemporada en el exterior. Hasta el momento, habrá que seguir viviendo de los recuerdos.
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