¿Puede un periodista deportivo cubrir un suceso trascendente que conlleve información ajena a los deportes e implique precisión en su cobertura? Sí, sí puede. Muestra de ello se apreció en enero del 2000 cuando Gerardo Valtierra dio a conocer la detención de Gloria Trevi, Sergio Andrade y María Raquenel Portillo en Río de Janeiro, Brasil.

Valtierra, quien cubría la primera edición del Mundial de Clubes en el país sudamericano, fue el reportero que se encontraba en el lugar de los hechos. A través de los noticieros de Televisa se dedicó a informar los pormenores de la captura con datos a la mano sobre la situación.

 

Trevi, Andrade y Raquenel Portillo eran buscados por la justicia mexicana y con ficha de Interpol por los delitos de secuestro, corrupción de menores y lenocinio. No fue una noticia menor debido a la magnitud del caso, que comprendía también el proceso de una solicitud de extradición presentada por tres países: México, España y Chile.

Al mismo tiempo, en la ciudad de Río de Janeiro, Valtierra tenía que estar al tanto de lo que acontecía con Necaxa, equipo ubicado en el grupo B del Mundial de Clubes junto a Manchester United, Vasco da Gama y South Melbourne; una participación histórica de los Rayos al lograr el empate con los Red Devils y el tercer sitio del torneo tras vencer en penaltis al Real Madrid.

Más allá de lo deportivo, Valtierra apeló a su oficio periodístico para partirse a la mitad y brindar cobertura a dos episodios que en enero del 2000 marcaron a México antes de despedir al siglo XX. Hoy, el mundo periodístico desea que pueda descansar en paz tras perder la lucha contra el Covid-19. Hasta siempre, Gerardo.