El negocio es muchas veces más fuerte que el deporte, porque el deporte está sumergido de raíz con el negocio. Es simple, se necesitan mutuamente para poder subsistir. Aunque muchas veces, son los malos negocios lo que terminan manchando la esencia del deporte.

Lo de Aké-Loba a Cruz Azul no se terminó dando justamente por los dueños del pase del futbolista. Entienden, ellos, que el nacido en Costa de Marfil podría venderse por 20 millones después de varios goles más en La Liga MX. Y no quieren compartir un dólar.

Ahora bien, ¿cuál es el problema? Simple: Cruz Azul quería comprarlo y de esa manera poder quedarse con un porcentaje de cara a una futura venta, además de ya estar invirtiendo una buena suma en el salario del jugador. En cambio, los dueños de la carta únicamente quieren cederlo a préstamo.

Con la negativa de Cruz Azul, ahora el agente del futbolista, Ronald Baroni, lo está ofreciendo a distintos equipos de México, entre ellos a Tigres. Cuando el negocio se sobrepone al deporte, algo puede salir mal.