Las dos derrotas de Cruz Azul en el comienzo delClausura 2020 se sumaron a los problemas del club para fichar refuerzos en lo que fue un enero convulsionado. Finalmente, La Máquina contrató a Lucas Passerini, Jonathan Borja y Alex Castro, además de enderezar el barco para alcanzar el liderato del inconcluso torneo. Sin embargo, uno de los fichajes no pudo consumarse:Paulinho Bóiatenía todo acordado, pero no pasó la revisión médica.
El cuadro cementero había convenido con el San Pablo, dueño de su pase, pagar un préstamo de 300 mil dólares por todo el año. El futbolista llegó feliz a México y se debió marchar desilusionado porque los sanitarios encontraron una fisura en el cartílago de grado III en la rótula de la rodilla izquierda.
Bóiasalió de las fuerzas básicas del club paulista, donde debutó y jugó siete partidos en 2018 para luego ser cedido aPortimonensede Portugal y aSão Bento, en la Serie B de Brasil. En el ascenso brasileño se destacó y jugó 24 partidos en 2019 que llamaron la atención en La Noria. Tras caerse su transferencia a México, el extremo de 21 años regreso a San Pablo.
Después de su episodio con Cruz Azul, el elemento no fue tenido en cuenta por el entrenadorFernando Dinizy comenzó a entrenar por separado del plantel. Cuando le consultó al DT la razón de su ausencia, le explicó que no le gustaba trabajar con jugadores jóvenes y que el equipo estaba completo.
Ante la partida de Antony Matheus, atacante que fue vendido al Ajax por 15 millones de dólares,Bóiasueña con volver a tener minutos tras el parón por coronavirus. Sin embargo, en una entrevista conEsporte News admitió que necesita oportunidades para demostrarse a sí mismo que puede triunfar en la primera del club tricolor.
