Los grandes entrenadores arman un buen equipo de acuerdo a su filosofía de juego y con los futbolistas adecuados. Los estrategas que trascienden son esos que tienen la capacidad de armar conjuntos competitivos por más que sus jugadores no están alineados a su ideología.

Ricardo La Volpe asumió en Toluca con la idea de revertir un pésimo presente. No solo no lo hizo, sino que echó a perder el proyecto culpando a todos y hablando más del pasado que del presente.

Lo cierto es que Sinha no se animó a echar al argentino. Según la columna que publicó hoy Rubén Rodríguez en 'Récord', se dejó llevar por la amistad y el corazón antes que la razón.

El Bigotón probablemente no tenga los mejores elementos para desarrollar su idea, pero eso no justifica que no tenga un libreto alternativo.

Por su parte, el director deportivo debe hacer lo que es mejor para la institución en vez de funcionar por motus personal.