El Sudamericano Sub-17 empezó con una dolorosa derrota para los chicos de la Selección Argentina, que fueron goleados 3-0 por Uruguay. Finalizado aquel encuentro, la frustración no les impidió sin embargo saludar con la mayor cordialidad a sus rivales. Debería ser algo normal, pero no.

Tan cuesta arriba se hizo desde entonces el torneo para los dirigidos por Pablo Aimar que ayer tenía que ganarle por tres goles a Brasil, que llegaba como uno de los líderes de la zona, para poder seguir con vida en la clasificación al Mundial de la categoría.

Lo consiguieron, con fútbol y con épica. Y el que terminó eliminado fue Brasil, que había llegado como el equipo más temible del torneo.

Pero en medio de la euforia, tal vez porque volvieron aquellas imágenes de la derrota inaugural ante uruguay, los chicos de Aimar cortaron el festejo para ir a consolar a sus rivales, que lloraban sin entender lo que les había sucedido.

Esas imágenes causaron gran satisfacción en las redes sociales, recordaron la escuela de José Pékerman y fueron un motivo de orgullo tan grande como el que sería, Dios quiera, que esos pibes consigan su boleto al Mundial.