Desde que Miguel Ángel Russo volvió al banco de suplentes, Boca no había jugado tan mal un primer tiempo en todo el año. 

El planteo no ponía en evidencia los defectos de Colón de Santa Fe, pero la imprecisión de sus jugadores era realmente alarmante.

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Uno de los peores de la cancha era Guillermo Pol Fernández, uno de los mediocampistas que más contacto con el balón tiene y más errores estaba haciendo.

Sin embargo, así es el fútbol y Fernández abrió el marcador a los diez minutos de partido para el 1-0 de Boca.

Le llegó un centro desde la izquierda de Frank Fabra, picó el balón en el área, él la durmió de pecho y después definió cruzado de derecha.

Gesto técnico perfecto.