Parece como si hubiera sido ayer, pero en la temporada 1996-97 un tal Roberto Carlos llegó al Real Madrid luego de un breve paso por el Inter de Italia.

A partir de allí, se formó entre ambas partes una gran y extensa historia de amor, la cual duró 10 años. Luego de una década compartiendo club con grandes e importantes figuras, el hombre de Brasil se mudó a Turquía para jugar en el Fenerbahçe. 

Directa o indirecamente, pese a la distancia que los separó desde aquel entonces, esa relación conformada se mantuvo viva y latente.

Este jueves por la tarde, Roberto pasó por la filial del Real Madrid Castilla, se puso los botines y formó parte de forma directa en un entrenamiento.

Yendo en contra de la lógica, a sus largos 45 años, el crack de Brasil desbordó, quitó y hasta se animó a hacer jugadas fantasiosas con su siempre querida pelota de fútbol.

¡ESTÁ IMPECABLE!