Fue solo una pesadilla el arranque del partido de Liverpool contra Bournemouth. Los Reds volvían a caer contra un equipo muy inferior, sobre todo en la tabla.

Pero antes de que pudieran acomodarse con el resultado, Salah empató el partido para traer tranquilidad. El egipcio convirtió un gran gol e igualó todo.

El tanto les dio confianza y no tardaronmucho en llegar el segundo. Sadio Mané entró mano a mano y definió con toda la clase del mundo para dar vuelta el resultado.

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En Anfield se gritó como si valiera una Champions League. Tiene sentido porque se vienen partidos muy importantes y necesitan recuperar la senda de la victoria.

Por ahora y tras tres partidos, los dirigidos por Jurgen Klopp vuelven a ganar. Increíblemente, es noticia un triunfo parcial de Liverpool.