Todo lo que tocó Lionel Messi en el primer tiempo entre Barcelona y Athletic de Bilbao se convirtió en oro. El argentino hizo lo que quiso con la siempre aguerrida defensa vasca, que no lo encontró en ningún pasaje de los primeros 45 minutos del encuentro.

Y si le había faltado ajustar un milímetro la mira en sus definiciones, a los 30 minutos anotó un verdadero golazo, ajustando su remate bien pegado al poste de Kepa.