20 mil hinchas de River le dieron al Internacional de Yokohama un marco de localía con banderas, bengalas y aliento constante.

Desde tiempos imemoriales que las grandes proezas están relacionadas con la distancias. Campañas militares, cruzadas, aventuras marítimas, caravanas comerciales, el viaje del héroe.

Hoy, los recorridos han perdido cierta épica por el avance de las comunicaciones y el transporte. No se tardan años en llegar al Lejano Oriente, tampoco se descubrirá ningún continente nuevo, ni se equivocará la dirección.

Pero nada de esto ha hecho desaparecer el valor de esta proeza. Porque hay nuvos impedimentos (económicos, burocráticos, estructurales), que siguen haciendo difícil la tarea de juntar 20 mil personas para un viaje tan extenso, tan costoso y con una causa en común.

Los 30 mil de Corinthians en 2012 es el récord

River lo hizo. 20 mil enfermos que invadieron, literalmente, un pueblo sereno que, fascinado, se debe preguntar por la procedencia intergaláctica de estos sujetos extraños que llevan los colores por la calle, que cantan consignas a los gritos y que viajaron 18 mil kilómetros para ver dos partidos de fútbol.

El estadio Internacional de Yokohama, entonces, no podía tener otro marco. El hit “de la mano del Muñeco”, silbidos para Lionel Messi, aplausos a Mascherano, bengalas, trapos y un aliento sostenido durante todo el partido.

¿El Monumental voló hasta Japón? Si señores.