Se despidieron Brasil y Uruguay en cuartos de final, las últimas dos selecciones sudamericanas que quedaban con vida en el Mundial de Rusia 2018.
En pleno clima de decepción, que invita a pensar las causas de la superioridad europea, cinco protagonistas aparecen como los principales villanos y centro de las críticas en Sudamérica.
Lionel Messi (ARG):el que para muchos es el mejor futbolista del planeta estuvo martirizado por dos grandes críticas durante y una vez finalizado el Mundial. La primera tiene que ver con su supuesta implicancia en la elección de los futbolistas que formaron parte de la convocatoria de Sampaoli, primero, y de las alineaciones en la Copa del Mundo, después. La segunda, por el poco protagonismo que tuvo en un equipo que se decía construido para potenciarlo.
Neymar (BRA):fue por escándalo el destinatario de la mayor cantidad de memes a lo largo de su participación en el Mundial de Rusia que, por cierto, se le terminó antes de lo que esperaba. Fue criticado con dureza por sus rivales por la excesiva simulación de faltas y dolores; mientras que en su país le achacan no haber aparecido en los momentos de mayor dificultad para el seleccionado brasileño.
Fernando Muslera (URU):no venía teniendo un mal Mundial con Uruguay, hasta que se convirtió en el responsable de que a los charrúas se les hiciera pedazos cualquier ilusión de revertir el partido ante Francia y lograr, una vez más, una clasificación heroica a semifinales. El balón que dejó escapar ante un remate sencillo de Griezmann lo puso en el punto de mira.
Carlos Sánchez (COL):para el colombiano fueron tres partidos, unaexpulsión y dos penales en contra de su selección. La crítica cafetera fue cruel y un golpe del que no le será sencillo reponerse. Si Yerry Mina es el nuevo héroe colombiano, sin dudas La Roca es el villano.
Jorge Sampaoli(ARG):logró lo que ningún otro entrenador había conseguido en medio de una de las tantas decepciones argentinas en la historia de los mundiales. Que prensa y aficionados le recriminaran mayor culpa a él que a los futbolistas. Nunca encontró el equipo, se enfrentó a los jugadores y se le rebeló su cuerpo técnico. Su equipo no supo defender ni atacar y para peor está aferrado, todavía, a su cargo de seleccionador.