Desde que se profesionalizó la Liga MX Femenil en 2017, periodistas, comunicadoras y comunicadores se han aventurado en abrirse puertas para dar cobertura al futbol femenil. Distantes de los grandes medios o referentes mediáticos para un público masivo, muchas y muchos han tenido que hacerlo con la creación de sus propios espacios, tanto para trabajar con libertad como para plantar cara al argumento de que “las mujeres pateando una pelota no le importan a nadie”. En ese sentido, el balón y la atención informativa que requiere van de la mano para crecer poco a poco.

Somos Versus, Campeonas MX, Diosas Olímpicas, Cancha y Aparte, Abriendo Cancha, entre otros sitios, podcasts y canales, hoy día forman parte de un mosaico de opciones para hacer escala con el propósito de informarse acerca de jugadoras, partidos, equipos. Notas, resúmenes, entrevistas, estadísticas e investigaciones son contenidos que ofrecen al público interesado en conocer más sobre lo que acontece en el futbol femenil.

 

Pero, ¿dónde quedan los cuentos y los relatos futboleros que tengan a las mujeres como protagonistas? ¿En qué lugar queda el periodismo narrativo y la escritura de no ficción para valorar a la mujer como personaje principal de historias que merecen ser contadas? Es allí cuando aparece Apuntes de Rabona, un sitio que desde su nacimiento tuvo como premisa apostar por textos que vayan más allá de lo deportivo y que no sean precisamente de corte informativo.

Apuntes de Rabona también ha manejado una línea donde ve a hombres y mujeres como iguales, por lo que no marca diferencia entre unos y otros para darles la importancia que merecen. “Primero debemos entender que son personas quienes patean un balón. No se trata de ver si es mujer o es hombre. Lo que nosotros vemos es que son futbolistas, que pisan una cancha para jugar un deporte que a nosotros nos gusta y apasiona”, comenta Ricardo Olín.

A partir de esa premisa, se genera una apertura que ayuda a la narrativa de las historias que queremos contar con base en apreciar a ese o esa futbolista como un ser humano con matices que nos permiten desarrollarlos como personajes. Es entonces cuando surge otro cuestionamiento: ¿Qué queremos contar?

En lo concerniente al futbol femenil mexicano, Ricardo Olín y un servidor coincidimos en que tenemos una deuda histórica con la mujer como protagonista de cuentos, relatos y ficciones; textos donde figuren como ídolas, deportistas, entrenadoras, árbitras, directivas, aficionadas, y no como esposas de, madres de, hijas de.

“Nomás repasemos cuántas veces se escribe sobre una jugada del pasado o una situación extra cancha del pasado de tal o cual futbolista y casi siempre es lo mismo. Ahora bien, si se ha hecho eso a lo largo de décadas sobre un jugador, ¿por qué no hacerlo con las futbolistas? Ellas también abonan jugadas, errores o acciones temperamentales que dan para escribir en tono narrativo. También tienen vidas que pueden ser atractivas por alguna u otra razón”.

 

Ricardo pone de ejemplo la charla que sostuvo Apuntes de Rabona con Charlyn Corral, una plática donde ella describió cómo fue la transición de jugar en el Estado de México a triunfar en Madrid. Otro caso fue el de Lucero Cuevas, futbolista que narró su peregrinar en los traslados de ida y vuelta para poder entrenar en Coapa. 

Apuntes de Rabona cuenta con la sección Historias del Llano para ahondar en las anécdotas, emociones y sentimientos de aquellas personas involucradas en el universo futbolístico. Tomando como parámetro ese ejercicio periodístico y lúdico, aterrizamos en una disyuntiva para tener un punto de partida en aras de contar historias: ¿iniciamos en la cancha o fuera de ella?

“Me parece que un buen inicio sería fijarnos en lo que hacen en el campo. Hay cracks como Licha Cervantes, Stephany Mayor, Alison González y muchas más que cada partido regalan jugadas que dan para un texto. Pongo de ejemplo aquella volea de Zidane. Hasta la fecha se escribe sobre eso, una acción que ocurrió en la cancha. Hacerlo así con las futbolistas ayudaría a que más gente conozca a las jugadoras y se acerquen más al futbol femenil. Es darles el justo valor a su talento”.

Lo anterior no impide que al mismo tiempo se cuenten historias con relación a lo que sucede fuera del rectángulo. Ellas también tienen mucho por compartir, es decir, dolores, alegrías y circunstancias que han definido sus vidas. Cabe resaltar que no se trata de “chismear” sino de detectar ese episodio que permita colocar a la futbolista/entrenadora/árbitra/directiva como un ser humano que genere empatía o reflexión.

Y como dice Ricardo: esas historias no se escriben solas, así que a teclearlas.