Hay latidos que por más que pase el tiempo no se detienen. Hay corazones que a pesar de la distancia y el olvido se mantienen fieles a su mayor pasión y para ejemplificar ambos casos nada mejor que la intensa y hermosa relación entre el Atlante y la Ciudad de México.

La infinita pasión por los Potros de Hierro se ve plasmada en las arrugas de sus fieles seguidores, esos que soportaron el exilio de su equipo y sufrieron en silencio como su estadio era cambiado de color y nombre sin que pudieran hacer nada.

Era el momento de festejar que todo eso había quedado en el olvido, era tiempo de desempolvar la vieja camiseta y portarla de nuevo con orgullo, la ocasión lo ameritaba, de nuevo en una Gran Final.

El viejo inmueble de la Colonia Nochebuena parecía volver al pasado, su fachada, recién pintada, lucía como en los 90: los viejos tiempos habían vuelto, acá no había nada de problemas, no había COVID, solo había un motivo para preocuparse: ver al Atlante de nuevo Campeón y sobre todo, verlo alzar un título en casa después de 70 años.

“Yo tengo una estrella que es azulgrana”, se leía en una camiseta portada por un joven orgulloso de su sangre azulgrana, para él, era otra forma de estar cerca con su atlantista de cepa.

Él era la otra cara de la moneda, la de la juventud, la que hereda unos colores y tiene la misión de alimentar esa pasión con los recuerdos y con un presente azulgrana de reciente éxito, comenzó bien, el tiempo lo reforzará o lo apagará, pero por lo pronto ya honró a esa estrella que siempre lo cuidará desde allá arriba.

Así, todo estaba servido y solo quedaba esperar un momento (o tres) de inspiración para terminar con el nervio y dar rienda suelta a la locura azulgrana.

Entonces los nombres de Ramiro Costa con un doblete, Hobbit Bermúdez con otro tanto y Humberto ‘Gansito’ Hernández con un penalti detenido, se pusieron a la altura de los inmortales del Atlante para darle una nueva y gigante alegría a su afición.

Así se selló un nuevo título del Atlante, uno que hace olvidar todo lo malo y reafirma que el sentimiento entre Atlante y la Ciudad de México es eterno y nada lo podrá disolver, sin importar si es Expansión MX y no Liga MX, el Potro de Hierro va mucho más allá de una división, así lo demuestra su esencia, así lo corrobora su afición y así lo selló el título de este Grita México Apertura 2021.