Más que un tenista, en estos tiempos, bien podría haber sido un pelotari. Esos deportistas que juegan al frontón o a la pelota paleta y le pegan con ambas manos. Pero lo suyo, eso de jugar con ambas manos lo hizo al tenis. Giorgio De Stefani nació el 24 de febrero de 1904 en Verona, Italia, y fue el primer italiano en alcanzar una final de Grand Slam. Lo hizo de una manera poco ortodoxa, casi ajena al denominado deporte blanco: le pegaba muy bien con ambas manos. Ambidiestro, de Stefani, con 29 años, perdió la final de Roland Garros 1933 ante el francés Henri Cochet por 6-0, 6-4, 4-6 y 6-3 en un partido en el que el vencedor optó por jugarle la mayoría de las pelotas al medio para obligar a De Stefani a dudar si debía pegarle con la derecha o la izquierda.

Hijo de un padre diplomático que fue Ministro de Gobernación en Italia, De Stefani aprendió a jugar al tenis en una cancha que la familia había mandado a construir en el jardín de su casa junto al Lago de Garda. La gestora fue su madre, una verdadera apasionada de los deportes, en especial del tenis que en ese entonces estaba destinado a las altas esferas de la sociedad burguesa de turno. Ella le enseñó a jugar y, como lo estimuló de muy chico, lo motivó a pegarle con rudeza para un niño de 3 o 4 años, a quien le suele costar mucho hacerlo. Para evitar ese “pequeño problema”, lo adiestró a ejecutar los golpes una y otra vez. De esta forma, también, hacía que el pequeño Giorgio tuviera precisión en cada uno de sus desplazamientos en la cancha y llegara más rápido a la pelota. Luego, una vez que accedió a la elite de aquellos tiempos, lo acompañó dentro del circuito internacional.

Si bien empezó a jugar como diestro, a los 14 años, se lo ocurrió hacer una llamativa variante: decidió jugar el revés con su mano izquierda. La prueba funcionó tan bien en sus entrenamientos que decidió trasladar aquel extraño cambio al circuito. Y generó una revolución que lo convirtió en el primer tenista ambidiestro que provocó un sinfín de críticas de los entrenadores y rivales más ortodoxos. Los jugadores coincidían en que este estilo de juego hacía del italiano un oponente casi imprevisible porque la dificultad estaba siempre en saber a dónde atacarlo. Sacaba con el brazo derecho, en el que él mismo concordaba que su golpe más débil.

De Stefani usaba la mano izquierda para evitar pegarle de revés

De Stefani usaba la mano izquierda para evitar pegarle de revés

Más allá de heterodoxia, su técnica ambidiestra era muy depurada, casi artesanal. No sólo se cambiaba la raqueta de mano con gran rapidez, sino que también jugaba con una pelota en la mano, y se veía obligado a pasar de izquierda a derecha y viceversa. En su dislocada acción deportiva, De Stefani expuso ante la Federación Internacional una solicitud acorde a él: pretendía jugar con dos raquetas, una en cada mano. Una petición fue desestimada y hasta provocó que varios defensores del “buen tenis” se rieran de él. Entre bambalinas, lo tildaban de ridículo y poco caballero.

Conocido como “el tenista sin revés”, el legendario Fred Perry lo definió con ferocidad: “Es un freak ajeno a este deporte de caballeros”. Con Perry tenían una rivalidad extrema que los llevó a casi aborrecerse. Mucho más tras el 6-0, 6-0 y 6-0 con el que Perry lo eliminó en cuartos de final del Abierto de Australia de 1935. Un año antes estalló la confrontación siempre latente cuando, en Roland Garros, Perry se lesionó el tobillo y llevó a parar varias veces el partido.

Campeón mundial universitario en la ciudad alemana de Darmstadt, De Stefani ganó su primer torneo de mayores en 1926 en Ginebra, también cosechó los torneos de Cannes (1930), Líbano (1931) y Calcutta, Dresden y Leipzig (1932).

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) implicó un sacudón para el deporte que tenía en Europa a uno de sus epicentros (el otro era Estados Unidos, claro). Con la Guerra en proceso, Alberto Bonacossa, la persona más influyente del ámbito deportivo italiano, le ofreció ser parte de la reorganización del deporte en su ámbito: el tenis, a través del Comité Presidencial de tenis.

Giorgio De Stefani tenía un solo golpe: el drive

Giorgio De Stefani tenía un solo golpe: el drive

De Stefani aceptó, pero debió dejar su cargo en 1943 porque la situación, en su visión era insostenible, y debió huir a Roma, donde se sumó al movimiento de resistencia italiano de Breuil-Cervinia. No llegó muy lejos y se rindió ante el general Harold Alexander con la ayuda de los partisanos. Trasladado a un campo de internamiento de Montreux, su apellido y procedencia llevó al Duce Benito Mussolini a destituir a su tío, Alberto De Stefani, como Ministro de Finanzas de Italia.

Concluida la Guerra, De Stefani tenía 41 años y emprendió otro tipo de partidos: el que se juega por fuera de la canchas, el que ejecutan señores de traje y se visten de dirigentes deportivos. Así, en 1951, con el apoyo del Comité Olímpico Italiano (CIO), fue elegido como miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) para iniciar un proceso que le devolvió al tenis su estatus olímpico en los Juegos de México 1968. Tras ese logro, su figura ganó espacio y notoriedad en el mundo del tenis para catapultarlo a erigirse como presidente de la Federación Internacional de Tenis (estuvo en el cargo tres veces: 1955–1956; 1962–1963 y 1967–1969). Allí, De Stefani se convirtió en uno de los críticos más acérrimos contra el tenis que empezaba a buscar ser profesional. De hecho, se opuso de manera abierta al nacimiento de la era Open del tenis y a que los tenistas jugaran en la Copa Davis.

Algo que, más temprano que tarde, debió aceptar antes de morir el 22 de octubre de 1992, a los 88 años.