Arruabarrena fue el protagonista de una polémica conferencia de prensa en la que insistió con la idea de que los octavos de final de la Copa Libertadores deberían haberse definido en la cancha y acusó a River de sacar ventaja deportiva.

Pasan los días y la realidad del fútbol argentino se vuelve más triste que la mismísima noche de jueves en La Bombonera. De un lado de la calle futbolera se intenta justificar lo injustificable, apelando a comentarios que rozan la estupidez humana pero que, lamentablemente, están deliberadamente formulados. Del otro, se celebra a pesar de la tragedia, porque al fin y al cabo, lo único que importa sigue siendo el resultado.

El partido tendría que haberse suspendido a los cinco minutos, pero ni los árbitros ni la televisión ni CONMEBOL querían llegar a eso

En un nuevo paso en el camino hacia el abismo del deporte popular, Rodolfo Arruabarrena se presentó por primera vez ante los medios periodísticos después de que Conmebol hiciera pública la sanción a Boca y a La Bombonera. Tras dejar una imagen de furia en la noche de jueves e intentar apaciguar los ánimos en las horas siguientes, el Vasco volvió a mostrar una ausencia total de autocrítica respecto de la bochornosa definición del último Superclásico. “El fallo de la Conmebol es injusto. Porque tengo valores y creo que los partidos se ganan y se pierden dentro de la cancha. No ha ocurrido esto. Me llamó al atención de River que haya ido a reclamar los puntos en el escritorio. El partido se tendría que haber jugado, dos días, tres, o una semana después, con los jugadores de River ya recpuerados”, explicó, intentando responsabilizar al rival de una situación que lo tuvo, le pese a quien le pese, como víctima.

Si bien se mostró duro con los delincuentes que originaron las agresiones, los aisló de un contexto en el que todo el club es responsable. “No creo que sean sólo estas personas. Algo hay, pero no soy yo el que tiene que investigar. ¿Panadero? Más que panadero es un Carlitos que agarraron. Pero también hay que apuntar a las personas que tiraron las botellas, también son responsables”, señaló el entrenador, quien aprovechó para explicar que sus jugadores continuaron dispuestos a reanudar el partido porque no los habían puesto al tanto de que ya se había suspendido.

No es la función de mis jugadores velar por la seguridad de los de River

En uno de los comentarios más polémicos de la conferencia, Arruabarrena cargó contra los jugadores y el cuerpo técnico de River: “Trató de sacar ventaja deportiva de todo esto. Pensé que tenían otros valores, pero me equivoqué”, disparó el entrenador.

Mientras los dirigentes buscan tirar la pelota afuera, el Vasco se prendió fuego. Por propias convicciones o por presiones internas, agregó unas cuantas líneas de palabras desafortunadas, incendiarias, revanchistas, que no harán otra cosa que agravar el clima de tensión. En el cóctel se mezclan los mensajes de los futbolistas de River, que no supieron llamarse a silencio cuando la situación lo ameritaba y la idiotez de devolver una cargada en el momento menos oportuno.

Basta, Vasco. Basta, Boca. Y basta, River. La violencia no sólo no disminuyó tras la tragedia, sino que amenaza con redoblar la apuesta en lo inmediato.

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